Un ejemplar de calamar
gigante (Architeuthis dux) de más de tres metros de longitud y alrededor
de unos 200 kilos de peso ha sido encontrado flotando a unas tres
millas al suroeste de Tenerife, en el canal marino entre esta isla y la de La Gomera.
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El Architeuthis encontrado. Foto: Teo Lucas |
El animal fue hallado muy poco después de que muriera, pues aún
presentaba impulsos eléctricos en su cuerpo y algo de movilidad además de
encontrarse “brillante y conservar los ojos, que son los más grandes del reino animal,
del tamaño de un balón de balonmano", según explica Teo
Lucas, profesor de Educación Física del Instituto Benito Pérez Armas,
quien se encontraba en el puerto de Los Gigantes y recogió el cuerpo en su
embarcación, el Steno, alrededor
de las 13:00 horas del pasado sábado, día 8.
Lucas, que es también fundador de la Asociación Gigante Azul, cuenta
que "fue un barco que se dedica a
realizar rutas de observación de cetáceos para los turistas" quien le
dio el aviso del avistamiento de este calamar gigante. Muy poco después recibió
otro aviso de otro barco señalando que "el calamar medía más de dos metros y se encontraba en un estado muy
fresco", comenta este amante de la naturaleza que lleva documentando
especies marinas desde 1998.
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Foto: Teo Lucas |
Lucas se dirigió con su embarcación zodiac hacia las
coordenadas que le habían dicho, "a unas seis o siete millas del puerto de Los
Gigantes", aunque el animal lo encontró "a unas dos o tres millas de la costa suroeste de Tenerife",
según ha informado a medios locales. "Tenía una mordida de un cetáceo en la parte
superior de su cuerpo, donde se concentran los órganos más importantes, pero
estaba prácticamente intacto”, aseguró.
Gracias a la colaboración de varias instituciones y
particulares de la flota de Los Gigantes se coordinó el rescate del cuerpo del
calamar. "Tuvimos que sacarlo entre tres personas de
la zodiac ya que era enorme y pesaba muchísimo".
Un nido de kraken
La proliferación
de hallazgos de Architeuthis en esta zona avala la
hipótesis que mantienen científicos como el biólogo Alejandro Escánez, de la
Universidad de Vigo, que señala que las aguas entre Tenerife y La Gomera
son una zona de caza y
reproducción de los calamares gigantes, una afirmación que estaría
refrendada por el hecho de que la
mayoría de los ejemplares encontrados son hembras.
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Foto: Teo Lucas |
«En un estudio
comparamos el sur de Tenerife con otras zonas donde aparecen con frecuencia y
hay autores que dicen que la topografía influye, con canales y grandes pendientes
en talud», indica Escánez. «En
Canarias no tenemos ese tipo de canal, pero la morfología de los taludes de La
Gomera y Tenerife forman un falso cañón submarino que parece favorecer a este
tipo de animales, que lo usan como zonas de alimentación y reproducción»
Hasta 2007 se
pensaba que los calamares gigantes solo tenían como depredadores a los
cachalotes, pero ese año se pudo comprobar en Tenerife que los calderones
tropicales también se alimentan de estos enormes invertebrados. Y con el
hallazgo documentado este mismo sábado por parte de Teo Lucas, la hipótesis
podría tener mayor peso pues como él mismo relata "poco antes de llegar al lugar
en el que estaba flotando este kraken, avistamos un macho adulto de calderón",
un cetáceo que prolifera en esta zona y es capaz de expulsar a los cachalotes y
otras especies competidoras por los recursos de los que se alimentan.
Estudiar los
avistamientos de la zona
En 2019, Escánez ya refería que "en Canarias, en los últimos años se ha realizado un esfuerzo en
recopilar todos los avistamientos de calamares gigantes y otras especies de grandes
cefalópodos gigantes que tenían las gentes del mar, pescadores, marineros,
patrones de barcos de avistamiento de cetáceos y fotógrafos de la naturaleza,
entre otros. Todos los avistamientos documentados con vídeo o fotografías
correspondieron a especímenes ya muertos que aparecían en la superficie del
mar".
Tras esta recopilación de datos -que abarcó un periodo de 24
años- los investigadores observaron que
había zonas del archipiélago canario que constituyen zonas calientes o de alta
concentración de estos avistamientos, lo que les sugirió que eran hábitats importantes para estas
especies de grandes calamares. "En esas mismas zonas se ubican poblaciones residentes de cetáceos de
buceo profundo como el calderón tropical, que cazan a estos calamares",
indica Escánez.
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Detalle de uno de los ojos. Foto: Teo Lucas |
Los resultados de esta investigación fueron presentados en
2018 en el congreso internacional de ciencias marinas (ISMS) de la Universidad
de Vigo y formaron parte del artículo científico Sea of giants: a
hot-spot of giant cephalopods in the Canary Islands (Mar de
gigantes: un punto caliente de cefalópodos gigantes en el Islas Canarias),
un estudio en el que se documenta medio centenar de ejemplares recogidos en
aguas canarias.
Esperando la necropsia
La estrategia defensiva de estos calamares gigantes frente a
sus depredadores es variada. Pueden arrojar
tinta como hacen otros cefalópodos o -si son atrapados por sus rejos- pueden
hacer un movimiento brusco para liberarse aunque eso suponga que queden
cercenados, ya que se trata de un mal menor al volverles a crecer pasado
un tiempo.
Sin embargo, en esta ocasión, Teo Lucas cuenta que cuando
subió el ejemplar a su barco, la cubierta "se llenó de tinta" y explica que eso pudo deberse a que su
sistema de circulación se pudo colapsar al subir a la superficie muy rápido, lo
que le habría impedido expulsarla para intentar escapar de su depredador.
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Foto: Teo Lucas |
Lucas rememora cómo fue el momento en el que llegó a la zona
en la que estaba el calamar flotando: "
Lo
avisté, me lancé al agua y no me lo podía creer. Medía unos tres metros,
contando con el tamaño de las dos mazas, y su estado era espléndido".
Luego, cuando lo subió al barco, se puso en contacto con Alejandro Escánez
y
se preparó todo el protocolo en
el puerto de Los Gigantes para que miembros del Instituto Español de
Oceanografía (IEO) acudieran al lugar para preservar el animal
congelándolo a la espera de que se le pueda realizar la necropsia el próximo
mes de diciembre.
"Es la primera
vez que podemos estudiar a un animal tan entero. Hasta ahora no habíamos
encontrado ninguno que estuviera en tan buen estado. Esto nos va a permitir saber mucho más de
este desconocido animal, como por ejemplo qué come, qué edad tienen, a qué
profundidad viven... Lo habitual es encontrar restos de ejemplares que
quedaron malheridos o muertos por el que creemos es su depredador natural, los
calderones", explica Escánez.
Estaremos atentos a los datos que la necropsia pueda ofrecer
sobre la fisiología y otros aspectos de estos impresionantes colosos de las
profundidades…