Nueva publicación sobre el extinto bucardo
Los lectores de Criptozoología
en España ya conocen la historia de Laña,
la última ejemplar de su especie que falleció en Ordesa en el año 2000. También
saben de los intentos de clonación que se realizaron en años posteriores
utilizando embriones congelados y sus relativos éxitos. Si quieres saber un
poco más acerca de la historia del último gran mamífero desaparecido en España,
un grupo internacional de científicos ha publicado un nuevo estudio sobre el
bucardo.
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Laña, conservada en Ordesa |
Hace 21 años que Laña
moría en el Parque Nacional de Ordesa. Tenía
13 años y pesaba 53 kilos. Un año antes de su muerte, la bucarda fue
capturada para extraerle material genético. Sus células se congelaron
en nitrógeno líquido para intentar su clonación en el futuro. Esa era la única
solución que se apuntaba para mantener el patrimonio genético de la especie. El
proceso de clonación comenzó en 2003, consiguiendo que una cabra pariera una
copia exacta de Laña. No obstante, falleció a los pocos minutos como
consecuencia de problemas respiratorios.
El cuerpo se
trasladó a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, donde un equipo de investigadores lo documentó. Finalmente, fue disecado y -durante
una década- estuvo abandonado en el taller de taxidermia de los Causapié,
en Zaragoza, encargados de su
conservación. A finales de 2012, casi 13 años después de su muerte, Laña fue
llevada al centro de visitantes de Ordesa, donde aún descansa en una vitrina a
la vista de todos.
Una especie poco
común
La distribución de esta subespecie de cabra ibérica se
limitó casi exclusivamente a los Pirineos franceses y españoles. Su primera
mención en un documento oficial escrito, que data de 1767, ya se refiere a él
como extremadamente raro.
Como muchas otras cabras montesas, estuvo casi extinguida
antes de que se prohibiera su matanza en 1913. Ni la creación del Parque
Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ni un posterior proyecto de conservación
con financiación del programa europeo LIFE pudieron detener la extinción del bucardo,
oficialmente desaparecido el 6 de enero de 2000. Biólogos y guardas forestales
así lo manifestaron, aunque también aclaraban que “había desaparecido hacía 100 años”.
La extinción de la subespecie era temida desde principios de
siglo, cuando apenas quedaban una decena de ejemplares en el cañón del río
Arazas de Ordesa. En 1996 se capturó a una de ellas para cruzarla en cautividad,
pero este proyecto no tuvo éxito. También fracasó el segundo intento, cuando se
soltaron dos machos de cabra hispánica en la zona donde habitaban los bucardos
para potenciar la reproducción. Después vino el ya mencionado intento de clonación, en 2003.
La caza furtiva, una
mala política de conservación y comportamientos poco respetuosos acabaron con
el animal más representativo de los montes de Ordesa. Para obtener más
información sobre las causas de su extinción, un equipo de científicos de siete
países creó una base de datos de todos los especímenes de museos conocidos y
reconstruyó la historia demográfica del Bucardo basándose en pruebas de ADN. Su investigación se publica ahora en la revista Zoosystematics and Evolution, de acceso abierto y revisada por
expertos.
"Si no hubiera
sido por la acción del hombre hoy sería un animal con población sana. La
protección llegó demasiado tarde", considera Michael J. Jowers, uno de
los autores del trabajo. Kees Woutersen, también firmante, lo apoya: "Nunca vamos a saber lo que pasó, pero
todo apunta a que fueron causas humanas".
"Fuentes
medievales como las crónicas de caza de Gaston Phébus (1387-1389) revelaron que la cabra montés pirenaica era
abundante, pero este animal emblemático se convirtió en un objetivo común para
los cazadores de trofeos durante los siglos XIX y XX, lo que provocó una
disminución incesante según varios autores", explican en el artículo.
Pérdida de diversidad genética
El equipo de investigación descubrió que después de una
expansión de la población entre hace 14.000 y 29.000 años, se produjo una
pérdida significativa de diversidad genética entre aproximadamente 15.000 y
7.500 años, que continuó hasta el presente. En ese momento, el bucardo también
vivía fuera de la cordillera pirenaica, pero, gradualmente, su distribución se
redujo a un solo valle en el Parque Nacional de Ordesa.
"A mí lo que me
ha llamado la atención es el estudio genético. En el estudio se ha demostrado
que empezaron a tener problemas genéticos hace miles de años, incluso 15.000.
Hubo endogamia, al cruzarse con sus padres, hijos…", manifiesta
Woutersen. "Un estudio reciente de todo el genoma de
todas las especies de cabra montés europea evidenció un patrón de baja
diversidad genética y alta endogamia, consistente con una estructura genética general bien definida que
sigue a la deriva genética después del aislamiento”, se lee en la
introducción del artículo. Apuntan que "existe una fuerte evidencia de que el severo cuello de botella causado
por la caza amplificó los altos
niveles de consanguinidad y homocigosis", lo que posiblemente redujo la fertilidad de la población.
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Fuente: publico.es |
Para arrojar algo de luz sobre la historia demográfica de la
cabra montés de los Pirineos, han reconstruido su historia
demográfica en base a secuencias de ADN mitocondrial, accesible en repositorios
públicos. "También construimos una
base de datos de especímenes de museo de cabra montés pirenaica existentes, la
mayoría de los cuales no se han utilizado para análisis genéticos, y
confirmamos genéticamente la identidad de un registro adicional de una
colección privada", se expresa en el trabajo.
Los resultados mostrados sugieren que la población de la cabra montés de los Pirineos
tuvo una expansión hace unos 20.000 años. "Estas inferencias
proporcionan una base sólida para análisis más exhaustivos que se basan en
todas las nuevas fuentes identificadas y un enfoque de todo el genoma con
potencial para evaluar el papel de múltiples factores que contribuyen a la
extinción de este animal”, apuntan en la introducción.
Cazado desde el siglo XIV
Las fuentes escritas confirman la caza del bucardo desde el
siglo XIV, y durante los siglos XIX y XX se convirtió en un objetivo común para
los buscadores de trofeos. Sin lugar a dudas, la caza jugó un papel importante
en la reducción de su población y área de distribución, pero no es posible, con
la información actualmente disponible, señalarla como la causa principal. Las
enfermedades infecciosas que se originan en la ganadería (por ejemplo, las
provocadas por el virus de la lengua azul, el virus del papiloma humano y la
sarna sarcóptica) son capaces de diezmar otras subespecies de cabra ibérica en
períodos de tiempo extremadamente cortos.
A pesar de tanto la caza como las enfermedades del ganado se
indiquen como culpables, la causa de la reducción drástica de sus poblaciones
durante los últimos dos siglos "sigue
siendo en gran parte desconocida".
"Esta baja
diversidad genética, combinada con la depresión endogámica y la reducción de la
fertilidad,
llevó a la población más allá del tamaño mínimo viable; a partir de
ese momento, la extinción fue inevitable porque la población ya estaba
genéticamente debilitada” aseguran en el estudio.
Esta publicación muestra la importancia de las colecciones
biológicas históricas para los análisis genéticos de especies extintas. Un
trofeo de propiedad privada de 140 años conservado en Pau, Francia, fue
genotipado como parte de esta investigación, lo que demuestra que los
particulares pueden poseer material de alto valor. Dado que hay poco
conocimiento de estos recursos, los autores piden la creación de una base de
datos pública en línea de colecciones privadas que alberguen material biológico
para el beneficio de estudios de biodiversidad.
"El problema es
que hay más bucardos como trofeos en colecciones privadas que en públicas. Lo
interesante sería recopilar los trofeos", propone Jowers. Woutersen, por
su parte, comenzó ha encontrado un total de 45 restos de bucardo, tanto
en Aragón como en el norte de Irlanda o en Londres. Este estudio plantea la creación de
una base de datos pública en línea de colecciones privadas que alberguen
material biológico en beneficio de los estudios de biodiversidad.
Como vemos, a pesar del
tiempo transcurrido desde la desaparición del último bucardo, el interés de la
comunidad científica internacional no cesa. Puedes leer gratuitamente el informe elaborado
(en inglés) en el enlace de abajo.
Fuente:
Forcina
G, Woutersen K, Sánchez-Ramírez S, Angelone S, Crampe JP, Pérez JM, Fandos P,
Granados JE, Jowers MJ (2021) Demography reveals populational expansion of a
recently extinct Iberian ungulate. Zoosystematics and Evolution 97(1):
211-221. https://doi.org/10.3897/zse.97.61854
Otras fuentes: el
diario.es, elheraldo.es