Hace pocos meses se ha cumplido el vigésimo aniversario de un caso insólito y original dentro de la Criptozoología española. En junio de 1990, un ave gigantesca decidió atemorizar con su imponente presencia y sus desagradables graznidos a buena parte de los habitantes de Barcelona.
Lo extraordinario, además de lo que de por sí tiene esta aparición, fue su manera de darse a conocer, a través de cartas al director en un conocido rotativo español. Recordemos como se inició este fenómeno que rebasa lo meramente criptozoológico para adentrarse en el terreno de la antropología o de la psicología social.
La mañana del día 10 de junio de 1990, los lectores del diario barcelonés La Vanguardia tuvieron la oportunidad de leer una breve carta al director remitida por Pere Carbó, desde la Ciudad Condal. En ella, el anónimo ciudadano decía: “
No puedo más que mostrar mi extrañeza ante este inusual hecho: la noche del 28 de mayo, algunos vecinos del barrio de Les Corts nos despertamos ante los insoportables graznidos de un ave; no un ave cualquiera; nuestro estupor fue inmenso al salir al balcón y ver una silueta negra de un ave de grandes dimensiones. Quizá debería medir entre 3 ó 5 metros, y no exagero. Numerosos fueron los vecinos que lo vieron y numerosos también los comentarios al día siguiente. Suponemos que en otros barrios, otras personas debieron verlo. ¿ Que era ? Y lo que es más extraño: ¿ Por qué no ha aparecido ninguna noticia en la prensa ?”
Esta misiva constituyó el pistoletazo de salida para una verdadera riada de cartas firmadas por lectores que aseguraban haber divisado el animal en diversos lugares y circunstancias.
Así, durante las siguientes semanas, el bicho en cuestión fue observado ( tanto de día como de noche ) en diversas partes de la capital catalana y en localidades como Gavá, Sant Joan Despí, Salou, Bellvei del Penedés y la comarca gerundense del Empordá. Según los testimonios, el pájaro se desplazó hasta más de 100 kilómetros de distancia desde Barcelona.
Un animal que , según los testigos, era de color oscuro ( negro o gris, principalmente ), con una envergadura de entre 3 y 15 metros, que emitía potentes graznidos hasta en tres tonos distintos y que, con sus alas membranosas, recordaba a un pterodáctilo prehistórico. En otros casos, sin embargo, fue catalogado como una “paloma mutante” o un cuervo, negro, naturalmente. Como vemos, las descripciones fueron de lo más heterogéneas, impidiendo crear un retrato-robot del pájaro.
A los pocos días de la aparición , el Cuerpo Superior de Policía reconocía – en noticia publicada por
El Periódico de Cataluña - haber recibido centenares de llamadas alertando sobre el gigantesco ser, al tiempo que el teléfono de atención ciudadana se colapsó por el suceso.
También se aventuraron las más dispares hipótesis sobre la naturaleza de tan singular ave. Así, Xavier Tutusaus ( un lector que firmaba su carta como “botánico” ) propuso que se trataba de un ejemplar de
Avis Cervus, especie mitológica descrita como cierta en el siglo XVI ( mitad ciervo, mitad ave ), que – según él -se encontraría de paso por la ciudad en su “habitual” peregrinaje hacia Madagascar.
Por su parte, Santiago Mañosa , responsable del servicio de ornitología de la Facultad de Biología de Barcelona, no pudo dar una explicación científica a la existencia de un animal con estas características, ofreciendo la posibilidad de ser un albatros, una especie originaria del hemisferio sur capaz de medir más de tres metros de envergadura, pero desconocida en el litoral catalán. Por su lado, el departamento de Medio Ambiente de la Generalitat ofreció una lacónica solución: el pájaro en cuestión no era sino ¡ un vulgar buitre ¡
A pesar de todo, el ave se siguió paseando por los cielos catalanes durante tres meses, aunque varios casos recogidos por el investigador local Jordi Ardanuy nos hacen pensar que el ave ( o aves, como bien pudiera ser ) no estaba de paso en la ciudad sino que tuvo o tiene su hábitat en la zona. Veamos algunos casos recopilados por Ardanuy: en el verano de 1991 ó 1992, el testigo J. A. Pérez circulaba en coche junto a su esposa cuando –cerca del aeropuerto del El Prat – contempló un ave de un tamaño unas seis veces mayor que su automóvil. El animal, que le pareció de aspecto prehistórico, no emitía sonido alguno.
A principios de 1996, en Girona, una familia pudo contemplar un ave de unos 5 ó 6 metros, oscura, silenciosa, sin movimiento en las alas y con gruesas patas.
El 14 de abril de ese mismo año, Lluis Villamaría y un grupo de amigos contemplaron, a plena luz del día en el Montseny ,un inmenso pájaro de color negro que se desplazaba batiendo sus alas a escasos tres metros del suelo.
Como hemos podido apreciar, nos enfrentamos ante un fenómeno curioso dentro de la casuística nacional. Los testigos, muy numerosos al parecer, dieron a conocer el hecho a través de las páginas de participación de un diario. Esto provocó la reacción de otros lectores que decidieron contar su experiencia, ofrecer una explicación , dar su opinión o, como sucedíó en algunas de las misivas, apuntar una nota de humor a todo este asunto.
A raíz de esta iniciativa, llamémosla, popular , otros diarios como
El Periódico de Cataluña,
Avui y la agencia
Europa Press ( así como las revistas especializadas en lo relativo al misterio ) se decidieron a dar cierto crédito a la noticia más comentada en las calles barcelonesas desde hacía mucho tiempo y recoger los testimonios a los que tenían acceso.
Pero, ¿ a que se enfrentaron los barceloneses de la época ? Se barajan varias hipótesis para explicar el caso del ave gigantesca. La que cuenta con mayor número de seguidores es la que habla de un fraude voluntario o involuntario que comenzaría con una carta malintencionada a las que siguieron otras firmadas por personas que “creían” haber visto u oído algo. Errores de percepción y deseos de publicidad o de sentirse partícipe de algo extraordinario pudieron provocar que una mistificación se convirtiera en algo real para muchos ciudadanos.
Lo cierto es que este animal ( o lo que fuera ) se ha convertido por mérito propio en un
rara avis ( permítanme la broma) dentro de la criptozoología a nivel internacional.