Investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) en
Barcelona, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) y de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), han descubierto que la mariposa podalirio se divide en dos especies con
machos muy distintos bajo la luz ultravioleta.
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Imagenes de podalirio escasa del sur (izq.) y podalirio escasa (der.) obtenidas con fotografía visible y UV. Foto: CSIC |
Las mariposas hembra, capaces de ver más allá del visible,
probablemente identifican y escogen a los machos de su especie con los que
aparearse a partir de esta diferencia de color. La confusión taxonómica se debe
a una transferencia genética entre ambas especies mediada por la bacteria
Wolbachia, que habría infectado primero
a la
podalirio y transmitido en un
cruce contenido genético a la otra especie - la mariposa
chupaleches. Estas dos especies podrían arrojar luz sobre cómo
afectan las bacterias parásitas a la evolución de los insectos.
La mariposa chupaleches
es uno de los insectos más grandes y bellos de Europa. A pesar de haber atraído
la atención de científicos y entusiastas de la naturaleza durante siglos, la
clasificación de esta mariposa ha sido siempre cuestionada, pudiendo ser una
subespecie de la podalirio (Iphiclides
podalirius) o bien una especie independiente (Iphiclides feisthamelii).
Aunque se habían observado diferencias morfológicas sutiles
entre ellas, los primeros análisis genéticos no habían revelado grandes
diferencias. Ahora, un nuevo estudio liderado por Roger Vila, investigador del IBE en el laboratorio de la
diversidad y evolución de las mariposas, ha confirmado que la mariposa chupaleches pertenece a una especie
distinta a la podalirio.
Un descubrimiento
clave: la reflectancia ultravioleta de las alas masculinas
El equipo de investigación observó diferencias en el tamaño
y la morfología de los órganos reproductores de ambas mariposas, aunque la
mayor diferencia la encontraron en las alas de los machos.
Por medio de fotografía en el ultravioleta (UV),
descubrieron que las alas masculinas de ambas especies reflejan la luz en esta zona
del espectro de manera distinta (la mariposa chupaleches muy intensamente y la podalirio de forma residual). Esta diferencia resultó reveladora,
puesto que no es detectable a simple vista para los humanos pero sí para las
mariposas, que pueden ver en esta zona del espectro no visible.
"Como las
mariposas hembras son muy exigentes en la selección de pareja y tienden a
aceptar solo machos de apariencia saludable de su propia especie, los colores
de las alas son clave para el atractivo sexual masculino", explica
Roger Vila, responsable del estudio e investigador principal del IBE.
Esta capacidad de las mariposas para identificarse en el
ultravioleta les permitiría también comunicarse entre ellas de forma "secreta", esquivando posibles
depredadores sin visión más allá del visible. "Estamos empezando a entender cómo las mariposas perciben el mundo y no
dejan de sorprendernos sus superpoderes: ven más colores que nosotros, pueden
detectar la luz polarizada y sentir el norte magnético, sin mencionar sus
refinados sentidos químicos", añade Vila.
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Roger Vila |
El estudio muestra que la responsable de esta confusión
entre ambas especies es una bacteria parásitaWolbachia. Esta bacteria vive dentro de las células de los insectos
y, una vez allí, se transmite maternalmente a los descendientes, igual que el
ADN mitocondrial (que se encuentra en las mitocondrias de la célula). El equipo
de Vila ha descubierto que Wolbachia
infectó primero a la mariposa podalirio
y luego la infección se transmitió en un cruce, junto al genoma mitocondrial, a
la especie hermana - la mariposa chupaleches.
llamada
"La transferencia de ADN
mitocondrial entre ambas especies a través de la infección de la bacteria ha
despistado a la comunidad científica durante muchos años. Ahora, el análisis
exhaustivo del ADN junto con las diferencias observadas en las alas no dejan
lugar a dudas: son dos especies distintas", concluye Roger Vila. El
trabajo del equipo abre la puerta a que estas mariposas se conviertan en un
modelo para estudiar los efectos de las bacterias parásitas en la evolución de
los insectos.
Fuente: CSIC
Puedes leer el estudio completo
aquí.