El sur de la península ibérica, especialmente el extremo
suroriental, presenta un escenario poco acogedor para las especies. Pero a
pesar del déficit hídrico, los nematodos, unos pequeñísimos gusanos conocidos
vulgarmente como microgusanos, se alimentan de bacterias que encuentran en la
materia orgánica en descomposición o en los suelos alterados por vertidos para
sobrevivir.
“Estos pequeños
animales sirven como bioindicadores de la calidad del suelo, así como de
indicadores de la presencia de vertidos (especialmente fecales), de la
existencia de procesos de desertización y, por ende, del cambio climático”,
asegura a Sinc Joaquín Abolafia, científico en el departamento de Biología
Animal, Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Jaén.
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La nueva especie vista bajo el microscopio
Imagen: Joaquín Abolafia |
En busca de nematodos bacteriófagos –aquellos que se
alimentan de bacterias– en zonas áridas al sur de la ciudad de Jaén, el
investigador descubrió una nueva especie de gusano a la que denominó Myolaimus ibericus, por ser los primeros
ejemplares de su grupo en ser encontrados en la península ibérica. El hallazgo
en muestras de compost recogidas en una huerta en el paraje conocido como
Puente de la Sierra, una zona agrícola de uso familiar, se publica en la
revista Zootaxa. En ese mismo lugar,
los científicos encontraron recientemente otra especie nueva de nematodo,
conocida como Protorhabditis hortulana.
Un nematodo único en
el mundo
Estos microgusanos de entre 0,5 y 0,8 mm de longitud,
pertenecen a un grupo muy raro y único en el mundo que se caracteriza porque al
mudar su cutícula (equivalente a la piel), los nematodos no se desprenden de
ella, sino que la mantienen. “Esta
segunda piel les protege y podría impedir que se deshidraten cuando el suelo se
vaya desecando y así hacerlos más resistentes a los periodos estivales”,
dice el experto.
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Macho y hembra de la especie
Imagen: Joaquín Abolafia |
Por otra parte, otro rasgo distintivo es que los machos
carecen de órgano copulador, cuando normalmente los nematodos tienen dos
estructuras genitales accesorias de penetración conocidas como “espículas”, que son el equivalente al
pene de otros animales. En este caso, la transferencia de esperma (cópula) se
realiza por el macho bombeándoselo a la hembra en un saco que aparece sobre el
orificio genital (o vulva) cuando muda la piel.
“Desde aquí, el
esperma, que es de gran tamaño y con pseudópodos (extensiones), entra dentro
del tracto genital de la hembra y fecunda los óvulos”, detalla Abolafia.
Los huevos que se desarrollan están cubiertos de pequeñas espinas, “algo también inusual entre los nematodos”,
recalca. Para los investigadores se trata de un gran hallazgo dentro de la
Nematología mundial. “Es una especie
extraña, con una rara biología, perteneciente a un grupo muy raro de nematodos
y está en Jaén. Esto la hace única en la Península Ibérica”, concluye el
científico.
Fuente: agenciasinc.es