Desde el pasado mes de abril, concretamente desde que se
hizo público un controvertido documental norteamericano titulado Sirius, el conocido como ser de Atacama vuelve a estar de
actualidad.
Encontrado en 2003 en el desierto chileno por un buscador de
antigüedades, el también denominado ser
de La Noria tiene una parte española en su historia, al haber sido
investigado, adquirido y custodiado por el IIEE (Instituto de Investigación y
Estudios Exobiológicos) en su sede de Barcelona.
Tras una intensa negociación con el dueño del ser, los
restos son adquiridos en julio de 2004 por el IIEE de Chile que posteriormente
los traslada a su delegación en España, presidida por Ramón Navia-Osorio. Según
informa la entidad en diversos comunicados, se encarga a un equipo
multidisciplinar el estudio de su posible composición y origen. Es más, se
indica que diversos miembros de la Real Academia de Ciencias de Barcelona y de
diferentes universidades europeas y americanas están reuniendo sus conclusiones
en un dossier que aparece publicado en diciembre 2011..
En la obra, Navia-Osorio presenta las conclusiones sobre el
controvertido ser a las que han llegado investigadores de diferentes
instituciones científicas, lamentándose del hecho de no haber logrado extraer
de ninguno de ellos un pronunciamiento
claro sobre la naturaleza del esqueleto, ni a favor, ni en contra.
De las diversas teorías que se encuentran sobre la mesa de
debate acerca del origen de esta extraña criatura, nos interesa la que estima
que pueda tratarse de un homínido desconocido. Se trata de una posibilidad
remota, pero que cuenta con sus adeptos.
La explicación oficialista (se trata de un feto momificado
de hombre o de mono) o la ufológica (estaríamos ante el esqueleto de un ser extraterrestre),
completan el trío de posibilidades que explicarían qué es Ata, nombre que también se ha dado a la pequeña entidad.
Recientemente, Nava-Osorio ha ofrecido una entrevista a la
revista
Dogma Cero (
http://www.dogmacero.org/
) en la que cuenta –de primera mano – sus impresiones ante la realidad existente
en torno a este enigmático ser.
Desde Criptozoología en España queremos agradecer a David
Álvarez, editor de DogmaCero y autor de la entrevista, el permiso para
reproducir la interesante conversación que mantuvo con el principal
protagonista de esta historia, Ramón Nava-Osorio, Presidente del IIEE. A continuación, transcribimos la entrevista publicada.
ENTREVISTA A RAMÓN NAVIA OSORIO-VILLAR:
“El ser de Atacama no
es un fraude”
|
Ramón Navia-Osorio |
Hace tiempo que quería entrevistar a Ramón Navia-Osorio
Villar, al que conozco personalmente desde hace casi 40 años. Así que cuando
hace unos días le llamé para hablar del “Humanoide de Atacama” (aunque a él no
le gusta nada ese nombre), que había saltado a la máxima actualidad en los
foros especializados, encontré la ocasión perfecta para hacerlo.
Ramón Navia fue piloto de la marina mercante y,
posteriormente, prestó sus servicios en una multinacional de la informática,
pasando posteriormente a gestionar su propia empresa. Ha viajado por todo el
mundo, en ocasiones por motivos profesionales y en otras investigando casos que
le llegaban de avistamientos de “no identificados”. Y la primera pregunta, aunque
recurrente, era inevitable.
DogmaCero: ¿Cómo ves el actual panorama de la ufología
nacional?
Ramón Navia: Un desastre. No existe. No se hace
prácticamente nada. Es cierto que hay muchos periodistas, informadores,
divulgadores… todos ellos excelentes personas, que si les pides información te
la facilitan, pero investigadores de campo, como lo entendíamos hace unos años,
apenas hay nada.
DC: ¿Cuánto tiempo hace, Ramón, que te dedicas a la
investigación OVNI?
RN: (Profundo suspiro…) Pues no sé, la verdad, nunca lo he
contado. Eso se lleva en la sangre. Cuando era niño, mientras mis amigos leían
“El guerrero del antifaz” o “Roberto Alcázar y Pedrín” yo disfrutaba con “Flash
Gordon”: naves espaciales, habitantes de otros planetas, estrellas lejanas…
Recuerdo que, allá por 1960, quedé impactado por uno de los primeros casos que
pude leer en la prensa, que sucedió en Bahía Blanca (Argentina), en el que un
objeto no identificado fue detectado por la marina argentina en el interior de
Bahía Blanca. Con la ayuda de la marina norteamericana acordonaron la zona y
bloquearon cualquier posible salida, pero cuál no fue la sorpresa cuando, de
forma totalmente inexplicable, aquel objeto desapareció. Reconozco que ese caso
marcó para mí un antes y un después, pero ya antes me había interesado por esos
casos. Recuerdo que uno de los primeros libros que leí fue “Incidente en
Exeter” de Frank Edwards y fue ahí donde comenzó una colección que hoy en día
debe ir por los mil y pico libros, sólo de ufología… porque de temas conexos
tengo muchos más.
DC: ¿Y cómo surgió la idea de crear el II.EE.[i]?
RN: Yo pertenecía al CEI (Centro de Estudios
Interplanetarios) en el que estaba como investigador de campo. Era la época en
la que era presidente Casas Huguet y la sede estaba en la calle Balmes, en
Barcelona. Recuerdo que le comenté al secretario general del Centro la
necesidad de contratar una línea telefónica para que los posibles testigos de
avistamientos y aquellos otros con los que me entrevistaba, muy numerosos en
aquella época, pudieran comunicarse con nosotros porque en mis trabajos yo me
encontraba con frecuencia que los testigos me pedían un teléfono de contacto.
El equipo que dirigía el CEI no estuvo de acuerdo y esto fue el detonante,
junto con divergencias en el enfoque del estudio de los no identificados, que,
junto con Alberto Vallés, decidiéramos iniciar un camino por nuestra cuenta,
creando el Instituto de Investigaciones y Estudios Exobiológicos.
DC: ¿Por qué “exobiológicos”?
RN: Porque en la sociedad en la que vivimos, el nombre tiene
mucha importancia. Se trataba de no poner “platillos volantes” que empezaba a
estar ya muy desacreditado. Porque colocar un nombre equivocado puede abocarte
al fracaso. Hablar de “platillos volantes”, de “gárgolas”, de “chupacabras”…
puede dar una idea equivocada del tipo de estudios que realizamos y de su
rigurosidad. Así que decidimos ponerle el nombre de “exobiológico”, aunque en
aquella época la gente nos preguntaba por su significado porque nadie lo sabía.
DC: Y os pusisteis a trabajar en la investigación OVNI…
RN: ¡Qué va! Fue mucho más complicado. Quisimos hacerlo
bien, así que encargamos el diseño de un logotipo, posteriormente registrarlo,
redactar los estatutos, organizar el material que a nivel particular tenía cada
uno… Y después empezó un largo periplo, lleno de dificultades, para legalizarlo
ante el Gobierno Civil de la época. Al principio nos pusieron muchas pegas pero
como fuimos tan insistentes y casi por agotamiento, el funcionario que
tramitaba nuestro expediente, un día nos dijo que él había escrito un libro en
el que se explicaba todo lo que había que hacer para constituir y legalizar
sociedades. Nos dijo: “Si lo leéis y lo hacéis conforme yo digo, os legalizo”.
Y así lo hicimos. Al cabo de un tiempo volvimos a presentar toda la
documentación y nos la aceptó, si bien faltaba un último trámite: un informe
técnico del ámbito académico que avalase que la solicitud de legalización se
podía tramitar como “instituto de investigación”. Así que se remitió todo el
expediente a la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona.
DC: ¿En qué año sucedía todo esto?
RN: Corría el año 1974, pero, claro, lo trámites fueron muy
largos. Nosotros empezamos a mover papeles en 1970.
DC: ¿Y cuál fue la actitud del mundo académico?
RN. Pues la verdad es que en este caso tuvimos suerte.
Recuerdo que tuvimos una entrevista con el catedrático de la Universidad de
Barcelona, el Dr. Ramón Parés Farrás[ii], que para nuestra sorpresa era
conocedor del fenómeno OVNI y que en seguida se mostró abierto a apoyar nuestra
iniciativa. Curiosamente, ese fue el inicio de nuestra amistad personal y, de
hecho, actualmente sigue colaborando con el II.EE. en el caso del “ser de
Atacama”.
DC: Un caso increíble…
RN. Sí, pero totalmente real, te lo aseguro. Un caso con el
que nos topamos casi por casualidad.
DC: ¿…?
RN: De siempre nuestra investigación se ha centrado en los
OVNIS y en la investigación ufológica sobre el terreno: el llamado “trabajo de
campo”. Recorriendo lugares distantes, nos hemos encontrado con frecuencia con
temas que nos han llamado la atención y que, de uno u otro modo, están
conectados con el fenómeno OVNI. Porque el fenómeno no abarca solamente un
avistamiento o un encuentro, sino que comprende muchas disciplinas que con el
tiempo hemos descubierto que guardan relación estrecha, aunque tal vez no en apariencia,
con el fenómeno OVNI.
En una ocasión en la que estábamos en el desierto de
Atacama, en Chile, nos encontramos con que un cuáquero nos dijo que había
descubierto una especie de esqueleto momificado, de un ser muy pequeño,
extremadamente curioso. Cuando nosotros lo vimos por primera vez, nos llamó
mucho la atención el extraordinario parecido que tenía con el tipo humanoide
identificado en ufología con el nombre de “los grises”. Pero, claro, era mucho
más pequeño, tenía el cráneo abultado, unos brazos muy largos, unos ojos
almendrados… tenía, en fin, unos parámetros que cuadraban con la descripción
que algunos testigos hacían de un determinado tipo de extraterrestre.
DC: Pero el motivo del viaje a Chile fue la investigación de
unos casos de avistamiento denunciados en la zona de Atacama.
RN: Sí, sí. El motivo de nuestras expediciones sobre el
terreno es siempre la investigación OVNI. En este viaje iba acompañado de Raúl
Núñez, nuestro delegado en Chile y estando allí nos llegó la noticia de que se
había encontrado ese “ser”. Un hombre de negocios de la zona de ascendencia
catalana, Ricardo Clotet, me enseñó unas fotos que me dejaron sorprendido y
posteriormente me lo mostró físicamente. Al parecer, el Sr. Clotet se lo había
comprado a un cuáquero de nombre Oscar Muñoz, que lo había encontrado en un
vertedero de basura de La Noria. Para ser exactos: Oscar Muñoz lo encontró, el
hermano de Ricardo Clotet se lo compró y éste lo primero que hizo fue ofrecerlo
a una cadena de televisión chilena. Cuando me lo presentaron y me contaron la
historia, vi claramente que si el “ser” acababa en un plató de televisión, se
convertiría en un circo mediático y, al final, podría deteriorarse e, incluso,
perderse para siempre. Mi interés no era para coleccionar y, ni mucho menos,
para hacer negocio alguno, al contrario, al Instituto y a mí personalmente todo
este asunto nos ha costado y nos sigue costando mucho dinero, sin que tengamos
ningún interés mercantil en todo esto. Nuestro interés es totalmente
científico, para que este asunto se conozca y se investigue. Por la morfología
que presentaba el “ser” vi enseguida que era algo muy importante que debía ser
investigado, rescatándolo de cualquier tipo de espectáculo o de un coleccionista
que lo relegase a una vitrina.
DC: Y entonces lo traes a España…
RN: No, no. Y no por falta de ganas. Nosotros queríamos que
entrase en nuestro país por la puerta grande para que luego fuera investigado
por estamentos científicos y académicos como se merece.
DC: ¿Y qué sucedió?
RN: Mientras estábamos en Chile, Raúl Núñez le mostró el
“ser” a un médico, el Dr. Raúl Artesana Sanabria, que le hizo un primer
reconocimiento por si se trataba de un fraude. Tras su análisis, el Dr.
Artesana concluyó que era un ser físico, real, que no era un fraude. Aun así,
le dijimos al Sr. Clotet que queríamos que el ser fuera examinado en la Real
Academia de Ciencias y Artes, en Barcelona. Y fue así como finalmente Ricardo
Clotet lo portó a la sede de la Real Academia. Allí se procedió a un primer
reconocimiento, más bien una toma de contacto, orientada a confirmar la
autenticidad del “ser”. Lo examinaron el Dr. Ramón Parés, microbiólogo, el Dr.
Jacinto Nadal, catedrático de la Facultad de Biología de Barcelona y el Dr.
Antonio Tejedo, catedrático de Anatomía del Hospital Clínico de Barcelona.
DC: ¿Cuál fue la conclusión?
RN. Tras confirmar que la composición del “ser” era
orgánica, apuntaron la necesidad de un estudio en profundidad que facilitara su
clasificación y fue el Dr. Nadal quien –atendiendo a su constitución– apuntó el
calificativo de antropomórfico. Fue un primer contacto destinado a validar la
autenticidad del ser y poder proceder a la entrega del “ser” al II.EE. Además,
nos dieron unas pautas de conservación de la momia dado que las condiciones
ambientales de Barcelona son muy distintas de la zona de procedencia, Atacama,
muy seca y rica en salitre.
DC: Y a partir de este momento empieza un largo periplo de
pruebas y análisis para intentar averiguar la auténtica naturaleza del ser, ¿es
así?
RN: En efecto, lo ven diversos biólogos y médicos y
compruebo con tristeza como en privado admiten unas cosas, pero en público
otras. Recuerdo que en una ocasión uno de ellos me dice que no podía
certificarme lo que realmente pensaba porque “estoy pagando una hipoteca”. Y en
otra ocasión, me dijeron que se trataba de un espécimen realmente extraño, que
no podía ser clasificado dentro de los tipos conocidos actualmente por la
ciencia… pero en público sostenía que era un feto.
DC: ¿Qué instituciones han examinado el “ser”?
RN: En el libro que publiqué a finales del año 2011, “El ser
antropomórfico de Atacama”, puedes ver los diversos análisis a los que se ha
sometido al “ser” por parte de diversos laboratorios, facultades de biología,
etc. Por ejemplo, en la Universidad Complutense de Madrid, cuando lo mostramos
para un posterior análisis, sin entrar en más consideraciones y casi sin
examinarlo, nos dijeron que era un feto. Y eso pese a que el esqueleto está
perfectamente formado, que las extremidades están completamente desarrolladas,
que, incluso, tiene callosidades en la planta de los pies. ¡Este ser anduvo!
Esto último me lo confirmaron en dicha universidad; sin embargo, luego, cuando
les pedí que me hicieran un informe por escrito en este sentido, se negaron y
se reafirmaron en su conclusión de que era un feto. Lo mismo que me dijo el Dr.
Tichy de la Universidad de Salzburgo.
DC: ¿O sea que el “ser” fue analizado también por la
Universidad de Salzburgo?
RN: Sí, pero previamente estuvimos en Berlín. En el año 2005
se celebró en Berlín una exposición, Unsolved Mysteries, de objetos extraños y
de difícil explicación, organizada por Klaus Dona, por cuya mediación pudimos
presentar el “ser”. Quiero destacar que cedimos el “ser” para su exposición sin
que mediara interés económico alguno, si bien solicitamos, a cambio, que se
hiciera un análisis para intentar conocer su naturaleza y origen. Klaus Dona
había invitado al evento a dos científicos de la Universidad de Salzburgo con
el fin de que obtuvieran ADN del “ser”. Cuando lo intentaron vieron que el
esqueleto era frágil y quebradizo y decidieron trasladarlo a la Universidad de
Salzburgo donde contaban con mejores medios. Curiosamente, en estas reuniones
estuvo presente la señora Cristina Aldea que, en ausencia de Klaus Dona, se
prestó a hacernos de traductora. La señora Aldea me pidió permiso para
fotografiar el “ser” a lo que accedí con la condición de que no divulgara ni
hiciera publicidad de las mismas. Cuál no sería mi sorpresa cuando, al poco
tiempo, pudimos comprobar que esas fotografías fueron presentadas en un
congreso que tuvo lugar en San Marino en 2006. En fin, anécdotas aparte, al
final el “ser” acabó en la Universidad de Salzburgo, en el mismo equipo de
trabajo que había analizado el ADN de Mozart.
DC: Y realizaron el análisis de ADN…
RN: Al final no. Nosotros les facilitamos unas radiografías
(que habíamos hecho en Barcelona, en el centro de radiología y diagnóstico por
la imagen del Dr. García Espuche), algunas de las cuales nos extraviaron. En
esas radiografías se podía observar que el “ser” tenía una fisura en el húmero
y otra en el pabellón auditivo derecho, que probablemente fue la causa de la
muerte. Es decir, este “ser” murió por un golpe. Y eso descarta la hipótesis de
que se trata de un feto: este “ser” vivió entre 6 y 8 años tal y como dice
ahora la Universidad de Standford, anduvo, a juzgar por las callosidades
observadas en las plantas de sus pies, y murió de forma traumática. Pero la
Universidad de Salzsburgo acabó diciéndonos que se trataba de un feto. En fin…
DC: Y de vuelta a España, ¿se efectuaron nuevas pruebas?
RN: Sí, pero entonces nuestra investigación intenta abrirse
a nuevas disciplinas. Pensamos que era necesario estudiar el entorno en el que
el “ser” se había encontrado, desde un punto de vista histórico y antropológico.
Se trataba de situar al “ser” en su contexto. Así que nos pusimos en contacto
con el antropólogo de la Universidad de Tarapacá (Chile), Bernardo Arriaza
Torres, especialista en la cultura chinchorro y gran conocedor de los pueblos
andinos. El primer encuentro lo tuvimos una noche en Arica y, tras un rápido
examen del “ser”, nos dijo que se trataba de un feto con algún tipo de
malformación. Al día siguiente volvimos a encontrarnos en el Museo Arqueológico
de San Miguel de Azapa y fue allí donde nos recomendó llevar el “ser” a un
congreso de momias que se celebraría en Lanzarote en febrero de 2007 y que él
nos apoyaría, supongo que debido a los argumentos que aportamos en contra de la
hipótesis del feto.
DC: ¿Y cuál fue la acogida que os dieron?
RN: Acudimos a los organizadores del evento y nos dijeron
que, siempre y cuando no hagamos publicidad en la prensa del “ser”, permitirán
que presentásemos una ponencia al final del congreso. Seguimos las
instrucciones de los organizadores en cuanto a inscripción y demás (una de las
cosas que debimos hacer fue encargar unos posters a modo de presentación) y
cuál no sería nuestra sorpresa cuando al llegar a la sede del congreso a la
hora indicada, nos habían cerrado la sala
DC: ¿Cómo?
RN. Parece increíble, ¿verdad? Pese a ello, insistimos y
pudimos enseñar la momia del “ser” a los participantes que estaban en el hotel
y la verdad es que nos extrañó mucho que, sin análisis ni examen en profundidad
ni prueba alguna y observando el “ser” en una sala mal iluminada, dictaminasen
que se trataba de un feto. En ese congreso conocimos a Francisco Etxebarria
Gabilondo, antropólogo forense y titular de la cátedra de medicina legal de la
Universidad del País Vasco que dijo que estaba convencido que era un feto y se
comprometió a darnos un dictamen por escrito. Pese a agradecer el gesto del Dr.
Etxebarria, la verdad es que no coincido con algunas de las conclusiones a las
que llega en su informe
DC: ¿También lo ha visto la Universidad de Granada?
RN: Sí. Fue en ese congreso de Lanzarote en donde, para
salir de dudas, nos recomendaron que hiciéramos un análisis de ADN al “ser”.
Precisamente en ese evento conocimos a D. Miguel Cecilio Botella, catedrático
de Antropología Física de la Universidad de Granada, que se brindó a efectuar
ese análisis de ADN. Así que, pasados unos días, nos presentamos en la
Universidad de Granada. Allí fueron muchas personas de todos los departamentos
los que se interesaron por el “ser”. Recuerdo que el antiguo decano nos dijo:
“Tened paciencia porque a la ciencia le cuesta mucho admitir las cosas nuevas”.
La misma persona que analizó el ADN de Cristóbal Colón fue quien analizó el ADN
del “ser”. Al cabo de unos meses, el Dr. Juan Carlos Álvarez nos dijo que se
trataba de una momia correspondiente a un ser de raza amerindia, que era una
hembra y varias cosas más, sin mayor trascendencia, con las que no estoy en
absoluto de acuerdo. Porque el “ser” de amerindio no tiene nada: 13
centímetros, con cresta, la longitud de las extremidades, el tamaño de la
cuenca de los ojos…
DC: Me decías que paralelamente a este tipo de estudios,
habíais iniciado una línea de investigación que aportara información acerca del
entorno en el que debió vivir ese “ser”, ¿verdad?
RN: Entramos en contacto con una investigadora colombiana,
Gilda Mora, que me abrió los ojos al decirme que tenía noticias de estos seres,
que habían existido en tiempo de la conquista española, de Nueva España y que,
incluso hoy en día, se tenía referencias de ellos en un lugar llamado “El cerro
de los enanos”, en Colombia, de muy difícil acceso. Esas historias hablan de
una civilización de seres diminutos, de unos 35-40 centímetros, que vivirían en
lo alto de las montañas. Y eso encaja con la momia del “ser” que tenemos,
porque se trata de un individuo joven, de ahí que mida apenas 14 centímetros,
además sabemos que los procesos de momificación el cuerpo se encoge un poco.
DC: Pero la ciencia se enroca en la hipótesis del feto.
RN: Desgraciadamente, así es, al menos en público. En cierta
ocasión el Dr. Parés me dijo que si conseguíamos un segundo ejemplar, entonces
no habría opción y la ciencia debería reconsiderar la hipótesis de que se
trataba de un simple feto. Así que en 2008 organizamos una segunda expedición,
pero esta vez no ya para documentar posibles casos de OVNIS sino con el
propósito de localizar un segundo “ser” que confirmase que estamos ante un
desafío que hay que investigar en profundidad. Ciertas informaciones, que
recabamos de unos y de otros, nos llevaron hasta Pachica, en el desierto de
Atacama, un lugar muy alejado de donde Oscar Muñoz encontró la primera momia.
Pachica es una población pequeña, de casas modestas y una vez allí entablamos
amistad con sus habitantes que nos llevaron al lugar en el que, según nos
dijeron, habían encontrado otro cadáver muy parecido al “ser”, metido en una
vasija, que es como se enterraba a los gentiles.
DC: ¿Quiénes son esos gentiles?
RN: Cuando documentamos el entorno geográfico en el que
debía moverse el “ser”, topamos con los testimonios de la tradición oral de
personas de la etnia aimara. Hemos hablado con dirigentes del pueblo aimara y
para ellos no existe ninguna duda: estos seres existen y forman parte del
llamado “pueblo gentil” que convivía con los aimaras. Vivian separados pero ese
pueblo existía y se respetaban. El pueblo gentil habitaba la zona que se
encuentra en lo que actualmente es el sur de Perú, Bolivia y el norte de
Argentina y Chile. Al parecer, con la llegada de los españoles muchos de ellos
murieron y los supervivientes se refugiaron en las montañas.
DC: ¿Y pudisteis encontrar algún rastro de esos seres?
RN: Por desgracia no, aunque tengo la sensación de que
estuvimos cerca. En 2005 hubo un terremoto en la zona de Tarapaca y en la
montaña, en donde esperábamos hallar un enterramiento, se había producido un
corrimiento de tierras y, pese a nuestros esfuerzos, no conseguimos
localizarlo. Estuvimos hablando con un dirigente aimara, Alejandro Capetillo,
ingeniero químico de profesión, que nos habló de la existencia de unos bancales
en donde esos seres cultivan maíz. Pudimos hablar también con una indígena aimara
que nos refirió una población más al interior, de muy difícil acceso.
Desgraciadamente, teníamos el vuelo de regreso cerrado y no nos dio tiempo de
llegar hasta ahí. Una pena porque estoy convencido de que con un poco más de
tiempo hubiéramos podido localizar la momia de otro de estos “seres”. Nos queda
pendiente.
DC: ¿Qué papel juega el Dr. Steven Greer en todo este
asunto?
RN: La primera vez que hablé con el Dr. Greer fue en Sitges,
a raíz del congreso de Exopolítica, en verano de 2007. Le invité a visitar el
centro del II.EE. y fue allí donde le mostré el ser antropomórfico de Atacama.
Tras una primera observación, su reacción fue decirme que no era humano. ¡Y él
es médico! No volvimos a vernos otra vez hasta septiembre de 2012 de nuevo,
cuando él voló desde Estados Unidos hasta Barcelona para examinar de nuevo el
“ser” y poderlo filmar. Semanas antes habíamos tenido una larga conversación
telefónica en la que un abogado sudamericano nos hizo de traductor. La
sensación que tuve fue que el Dr. Greer pretendía documentar un artículo, pero
no pensé que fuera a venir a Barcelona ya que desde el año 2007 en que había
visto el “ser” por vez primera parecía que se había desentendido del asunto,
hasta finales de verano de 2012, cuando volvió a venir con la Dra. Bravo y su
equipo. Entonces fuimos a un centro de radiología para que le hicieran
radiografías, tomografías computarizadas y le extrajeran ADN.
DC: Y a partir de esos elementos, el Dr. Greer y su equipo
elaboran el documental de Sirius Disclosure, ¿es así?
RN: Exacto.
DC: Y con la perspectiva que da la experiencia y el camino recorrido
¿Cuál es tu opinión acerca de la naturaleza y origen del “ser”?
RN: Yo creo que tenemos entre manos algo muy importante. Y
quienes han efectuado los análisis y los estudios desde los diversos estamentos
científicos lo saben, pero no se atreven a confesarlo públicamente. Y es que me
extraña mucho que no haya más interés por parte de los estamentos académicos en
iniciar una investigación en profundidad. Es como que algo les asusta. Nosotros
intentamos ser muy prudentes, no hacemos publicidad ni proselitismo de tipo
alguno. Vamos a lo nuestro: investigación del fenómeno OVNI allí donde se
presente. Ha sido muy recientemente, a raíz del documental del Dr. Greer que
este asunto ha tomado una cierta relevancia. Y lo que más lamento es que se
haya bautizado a ese “ser” cuando en realidad todavía no sabemos a ciencia
cierta de qué se trata. ¿No sería más propio llamar “ser antropomórfico de
Atacama”? Porque en definitiva y hasta donde nosotros sabemos es de lo que se
trata: un ser de aspecto y apariencia humana hallado en el desierto de Atacama.
DC: Pero, ¿no crees que realmente pueda tratarse de un
humanoide, tal y como lo califica el Dr. Greer?
RN: Una cosa es lo que creo y otra muy distinta lo que puedo
afirmar. Yo creo que, con los indicios que tenemos y en función de las
experiencias que he podido obtener de los contactos en mis diversos viajes a la
zona, efectivamente podríamos estar ante un espécimen de una raza que llegó en
tiempos remotos a la Tierra. No sabemos qué pudo haber pasado pero, por causas
que ignoramos, quedaron atrapados sin posibilidad de regreso y se refugiaron en
los Andes (tal vez porque las condiciones climáticas y de presión se
asemejarían a su lugar de origen) en donde se reprodujeron y consolidaron algún
tipo de organización social que han mantenido de forma muy discreta hasta
ahora. Curiosamente, estos seres –según las referencias que hemos obtenido
tanto en Chile como en Colombia– son nocturnos. Eso es lo que creo. Lo que
puedo afirmar es que se trata de un ser real, de naturaleza orgánica, de
apariencia antropomórfica que no encaja con ningún tipo humano conocido. Y que
nos queda un largo camino de investigación por recorrer.
© David Álvarez Planas 2013
ARTICULO PUBLICADO EN EL NUMERO 2 DE LA PUBLICACION DIIGITAL
DOGMACERO-HORIZONTE ALTERNATIVO
[1] II.EE. Instituto de Investigación y Estudios
Exobiológicos con sede en la calle Provençals, 5 de 08019-Barcelona
[2] Ramón Parés i Farrás. Barcelona, 1927. Licenciado en
Ciencias Naturales por la Universidad de Barcelona, Doctor con premio
extraordinario en 1956. Titular de la cátedra de Microbiología de la UB en1964.
De 1968 a 1973 decano de la Facultad de Biología de la UB. De 1973 a 1975
presidente de la Societat Catalana de Biología. De 1956 a 2004 presidente de la
Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Doctor Honoris Causa por la
Universidad de Nancy (1987).
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Para conocer un poco más acerca de este fenómeno, os dejamos
algunos links de interés sobre el ser de Atacama: