martes, 23 de abril de 2013

El Padre Feijoo, homenajeado en el Día do Científico Galego


Padre Feijoo
El pensador y ensayista Benito Jerónimo Feijoo Montenegro, más conocido como Padre Feijoo, es el protagonista este año del Día do Científico Galego. La Real Academia Galega de Ciencias aprobó por unanimidad la elección de Feijoo por su defensa de la ciencia basada en la razón y en la experiencia, y por su espíritu crítico al cuestionar dogmas y difundir las ideas científicas –enfrentándose a la Inquisición– entre los estratos sociales que en el siglo XVIII tenían un difícil acceso al conocimiento.

Según la RAGC, su escepticismo en relación con la ciencia dogmática defendida por la Iglesia con los milagros o con las supersticiones, junto con su defensa a ultranza de la mujer -en un momento en el que se consideraba que era un ser indiscutiblemente inferior al hombre- hicieron de él un precursor del pensamiento moderno con multitud de discípulos y una gran repercusión internacional.

Aunque el acto académico conmemorativo se celebra hoy, 23 de abril, las actividades de difusión se extenderán a lo largo de todo el año, con especial atención a la comunidad escolar.

El Padre Feijoo es considerado el primer ensayista de la literatura española y reconocido como una de las figuras más importantes de la Ilustración española, con una enorme repercusión en otros países europeos como Francia, Alemania o Inglaterra. Intelectual sabio y rebelde, fue el autor más polémico de su tiempo y los expertos en su figura coinciden en que ningún escritor español había conseguido antes tanta celebridad dentro y fuera de España ni había logrado darle tanta proyección social al pensamiento.

Portada del Tomo VI de
Teatro Crítico
Universal
Defendía el escepticismo, una postura abierta y tolerante en relación al saber de su tiempo. La dialéctica
interna entre filosofía y religión en sus textos continúa siendo hoy motivo de reflexión, advirtiendo a los católicos en pleno siglo XVIII que deberían dedicarse más a buscar la verdad que a defenderla y asegurando que la autoridad de los santos en materia de ciencias naturales es nula.

Feijoo aprovechó el camino abierto por los novatores, que desde el fin del siglo anterior venían proponiendo nuevas pautas más abiertas para la ciencia y el pensamiento, pero fue aún mucho más allá. En un momento en el que en España, a diferencia del resto de Europa, imperaba el aislamiento ideológico y el escolasticismo –corriente dominante del pensamiento medieval en la que se coordinaban fe y razón, siempre con la subordinación de esta última–, Feijoo, conocedor de las obras de los grandes pensadores y científicos del momento defendió el uso de la razón, apoyada  por la experiencia, como único método válido para la ciencia.

Se mantenía al tanto de todas las novedades europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos, al tiempo que criticaba sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa. Hasta Feijoo, nadie en España se había propuesto someter a la crítica una variedad de materias tan extensas: medicina, ciencias naturales, historia, supersticiones y creencias populares, filosofía, política, literatura, filología, música, derecho, demografía, urbanidad, estética, enseñanza pública, moral, etc.

Estatua dedicada al hombre-pez,
en Liérganes
Nacido en 1676 en el pazo de Casdemiro (Pereiro de Aguiar, Orense) en 1676, Feijoo no comenzó a publicar sus obras hasta 1725. Casi todas ellas son recopilaciones de reflexiones a las que denominaba discursos y que en realidad representaban verdaderos ensayos. Su obra en este género está integrada principalmente por los ocho volúmenes más un suplemento de su Teatro crítico universal (entendiendo teatro como panorama), publicados entre 1726 y 1739, y por los cinco de las Cartas eruditas y curiosas, publicadas entre 1742 y 1760. A estas obras hay que agregar un tomo extra de Adiciones publicado en 1783 y su extensa correspondencia personal, que continúa inédita.

Desde el punto de vista de la contribución de Feijoo a la criptozoología nos interesa recordar que fue el difusor de la conocida historia del hombre pez, aquel extraño caso protagonizado a finales del siglo XVII por Francisco de la Vega Casar y recogido en el tomo VI de su Teatro Crítico Universal.

En los años 60 se llevó a cabo la creación de la Biblioteca Feijoniana, que terminó en 1998 la edición digital de las obras completas de Feijoo, hoy disponibles en internet a través de este enlace .

Fuente: Real Academia de Ciencias de Galicia


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