miércoles, 3 de abril de 2019

Resuelto el misterio del monstruo marino de Islantilla

Foto; José Cabello

Un equipo de científicos pertenecientes a diversas instituciones gallegas ha determinado –tras analizar el ADN de las muestras  conservadas- que los restos hallados el pasado 7 de marzo en la playa de Islantilla (Huelva) corresponden a un tiburón peregrino.

Hace casi un mes, publicamos la noticia del descubrimiento de unos extraños restos en la playa onubense de Islantilla. El joven que los halló, al no reconocer lo que acababa de encontrar, decidió fotografiarlos y enviar las imágenes a la Casa de la Ciencia de Sevilla.

La institución contactó con ictiólogos y biólogos marinos del CSIC que tampoco pudieron certificar de qué animal se trataba. Los restos, ante su avanzado estado de descomposición, fueron retirados de la playa sin que nadie hubiera tomado muestras para su posterior análisis. 

Tres o cuatro días después, desde la Casa de la Ciencia contactan con la Mancomunidad de Islantilla (de los municipios de Lepe e Isla Cristina) quienes les informan dónde está enterrado el cadáver. Eran conscientes de que habían perdido una gran oportunidad de resolver el misterio.

Así, algunos de los investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) –en concreto, Laura Prieto, Antonio Moreno, Alberto Arias, David Roque y su director, Julián Blasco-  se desplazaron al lugar a tomar muestras de ADN de esta singular criatura. Muestras que son enviadas rápidamente a Galicia, a la Universidad de Vigo.

Por su parte, días después, la Junta de Andalucía también afirmaba desde su cuenta en twitter que varias muestras estaban siendo analizadas en esos momentos. La posibilidad de saber a qué nos enfrentábamos recobraba fuerzas.


Imagen: CanalCostaTV
Y, efectivamente, así fue. Los investigadores andaluces del CSIC solicitaron ayuda a Rafael Bañón, del Instituto de Investigacións Mariñas de Vigo, probablemente uno de los mayores expertos mundiales en la identificación de especies marinas y que ahora trabaja en la Consellería de Pesca de la Xunta. Este pidió que le remitieran seis muestras del cadáver para practicar una prueba de ADN.

Junto a su equipo habitual, formado por Alejandro de Carlos y David Barros, del departamento de Bioquímica, Xenética e Inmunología de la Universidade de Vigo, y Ángel Sebastián Comesaña, del Centro de Apoyo Científico y Tecnológico a la Investigación (Cacti), de la misma institución académica, descubrieron que estaban ante los restos de un tiburón peregrino.

«Para nosotros, realizar una prueba de ADN de este tipo es algo rutinario, pero sí nos hizo mucha ilusión poder participar en este trabajo, porque contribuimos a resolver un misterio», explica Ángel Comesaña, a quien no le sorprende que a los ictiólogos les costase identificar la especie, aunque algunos ya apuntaban a la posibilidad de que fuera un tiburón peregrino. «La verdad -dice- es que no era un esqueleto a la usanza. Era una amalgama de cosas y no se veía nada claro».

Tiburón peregrino

La extracción del ADN la realizó el equipo de Alejandro de Carlos, que amplificó las muestras para identificar un gen mitocondrial, el citocromo oxidasa I, que viene a ser como una especie de código de barras para la identificación de especies marinas. De la secuenciación posterior se ocupó Ángel Comesaña y los resultados se compararon con las bases de datos internacionales existentes, fundamentalmente con las secuencias depositadas en Barcode of Life Database. «Entre amigos sospechábamos que era un tiburón peregrino, porque era muy grande y no podía ser una ballena al tener cartílago. Pero había que confirmarlo con el ADN», explica Rafael Bañón. 

Tras la publicación inicial de las imágenes, ya indicamos éste como posible origen de los restos, sobre todo tras conocer la opinión de los expertos del grupo de investigación de pesca sostenible Proyecto IEODESMAR ya apuntaban en esta dirección. Por tanto, misterio resuelto gracias a haber conservado restos del animal para su posterior análisis, una práctica que debería ser básica en casos de varamientos de potenciales criaturas extrañas.


Fuentes: Casa de la Ciencia de SevillaLa Voz de Galicia




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