El Museo de la Evolución Humana de Burgos acoge, hasta el
próximo 31 de agosto, Bestiaria, el
descubrimiento de un reino, una exposición que muestra cómo el reino animal
ha sido conocido y representado gráficamente a lo largo de los siglos hasta
llegar al presente.
A través de ochenta piezas y facsímiles, la muestra comienza
con las representaciones animales en los libros medievales y con animales
exóticos mal conocidos en la Edad Media, pero de los que existían referencias
clásicas o bíblicas, así como seres mitológicos que existieron en el imaginario
colectivo. La exposición hace un repaso posterior por el Renacimiento y el
Barroco, cuando ya la imprenta difunde las primeras zoologías que podemos
considerar científicas.
En palabras del director científico del Museo de la
Evolución Humana, Juan Luis Arsuaga, “Los
hombres
prehistóricos, así como los pueblos modernos que los occidentales
llamaban “salvajes”, tenían un conocimiento biológico muy superior al de
cualquiera de nosotros. Eran grandes investigadores del medio en el que vivían,
y ese entorno era una comunidad formada por diferentes especies de animales y
de plantas. Igualmente poseían información detallada del terreno, palmo a
palmo, y podían distinguir los tipos de rocas y sus propiedades. Eran, pues,
zoólogos, botánicos, geógrafos y geólogos (casi) natos, y aún sabían más cosas,
como astronomía y meteorología. Ahora bien, por mucho que hubieran vivido y por
mucho que viajaran, ya que también eran grandes caminantes, su sabiduría era
exclusivamente local. Un científico de ahora diría que entendían muy bien su
región biogeográfica. Cada rincón del planeta tiene su propia fauna y su propia
flora, y de las otras comunidades biológicas solo llegaban vagas y fabulosas
noticias. Había todo un reino que descubrir, el reino animal, y todavía estamos
en ello.”
La muestra está dividida en ocho apartados. Partimos de la
Prehistoria, con representaciones similares a
las pinturas rupestres de Altamira; seguimos con los primeros estudios
pseudocientíficos en Grecia y Roma; las representaciones medievales de seres
exóticos y mitológicos en los bestiarios; la llegada de la ciencia y la
investigación en el Renacimiento y el Barroco, de la mano de las zoologías, el
descubrimiento de América y las exploraciones científicas, la Teoría de la
Evolución, Darwin y Wallace. Y finalizamos en los siglos XX y XXI, con grandes
avances tecnológicos, el microscopio y la nueva investigación.
Entre los objetos expuestos cabe destacar la talla de madera
de un caballo (restaurada expresamente para la ocasión), un esqueleto de un
mono, el tórax de un potro plastinado o los huevos de pollo, elementos creados
en su momento como instrumento didáctico, y los libros ‘El Fisiólogo’ de Epifanio (1582) y alguna de las obras del
científico y naturalista italiano Androvandi.
En definitiva, un fascinante paseo por la fauna mitológica
medieval del que podemos ver una muestra en el siguiente vídeo:
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