Una expedición hispano-rusa ha identificado cuatro nuevas especies de animales en una cueva en la región de Abjasia, cercana al Mar Negro. Se trata de la cueva más profunda del mundo, a 2.191 metros bajo la superficie, y dos de las especies son los artrópodos encontrados a mayor profundidad en el planeta.
No se trata del descubrimiento de nuevas especies en España aunque, por su importancia, hemos considerado que era necesario que la noticia apareciera en nuestro blog. ¿Los motivos? Espeleólogos y científicos españoles son los autores de este logro que, además, se ha producido salvando condiciones realmente duras de trabajo. Incluso de índole económica pues la expedición ha sido autofinanciada por los propios participantes. Con esta precariedad, no es de extrañar que noticias como ésta no se produzcan con regularidad.
El equipo está formado por los investigadores Sofía Reboleira, de la Universidad de Aveiro (Portugal), Alberto Sendra, del Museo de Ciencias Naturales de Valencia -encargados de la expedición-; y los zoólogos de la Universidad de Navarra Rafael Jordana y Enrique Baquero, quienes han identificado y descrito las nuevas especies.
El equipo está formado por los investigadores Sofía Reboleira, de la Universidad de Aveiro (Portugal), Alberto Sendra, del Museo de Ciencias Naturales de Valencia -encargados de la expedición-; y los zoólogos de la Universidad de Navarra Rafael Jordana y Enrique Baquero, quienes han identificado y descrito las nuevas especies.
Alberto Sendra |
Debido a su modo de vida en la cueva, las cuatro nuevas especies poseen características específicas desarrolladas para sobrevivir en condiciones subterráneas extremas, como la ausencia total de luz y la poca disponibilidad de recursos alimenticios.
"Como respuesta a estas condiciones, ninguno de los animales tiene ojos y carecen de pigmentación (color). Además, una de las especies ha desarrollado un quimioreceptor -una especie de antena parabólica química- que le permite moverse en un entorno tan complicado", explica el zoólogo Enrique Baquero, profesor del Máster en Biodiversidad, Paisajes y Gestión Sostenible de la Universidad de Navarra y uno de los autores del estudio.
"Como respuesta a estas condiciones, ninguno de los animales tiene ojos y carecen de pigmentación (color). Además, una de las especies ha desarrollado un quimioreceptor -una especie de antena parabólica química- que le permite moverse en un entorno tan complicado", explica el zoólogo Enrique Baquero, profesor del Máster en Biodiversidad, Paisajes y Gestión Sostenible de la Universidad de Navarra y uno de los autores del estudio.
Plutomurus ortobalaganensis |
Cada una de las especies, cuyos ejemplares miden entre 1 y 4 milímetros, fue encontrada a una determinada profundidad. Sus nombres son Anurida stereoodorata, Deuteraphorura kruberaensis y Schaefferia profundísima. El que alcanzó mayor cota subterránea, Plutomurus ortobalaganensis, se descubrió a 1.980 metros bajo la superficie.
La cueva Krubera-Voronya es la única en el mundo que supera los dos kilómetros de profundidad. A pesar de las numerosas expediciones que se han internado en ella, esta es la primera ocasión en la que se describe su fauna. Para los científicos constituyó una verdadera sorpresa encontrar vida a estas profundidades, donde no esperaban nada más que piedras. Recogieron más de 500 especímenes de las nuevas especies que formaban una colonia de la que se conocen pocas de sus características, como su origen o la organización de su cadena trófica.
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