miércoles, 15 de enero de 2020

20 años sin Celia, el último bucardo


El 5 de enero del año 2000 murió el último bucardo que vivía en nuestro planeta. Una hembra, de nombre Celia, perdió la vida al ser golpeada accidentalmente por un abeto tras una avalancha en las Fajas de Pelay, en el Parque Nacional de Ordesa. Se trataba del último gran mamífero desaparecido de nuestros montes, de nuestras tierras. Desde entonces, ningún otro ejemplar ha sido visto. El bucardo desapareció.

Celia, la última bucardo

Esta subespecie de cabra montesa ibérica estaba en peligro de extinción desde principios del siglo XX debido – fundamentalmente - a la caza excesiva a la que se había visto sometida. Su rareza (sólo existía en España, sur de Francia y noroeste de Portugal ) y el gran tamaño de la cornamenta de los machos impulsó su valor en los ambientes cinegéticos, atrayendo a cazadores de toda Europa que –rápidamente – diezmaron la población.

Originalmente, esta especie ocupaba ambas vertientes de los Pirineos, así como áreas montañosas del País Vasco, Navarra, Lérida y Gerona. Su persecución propició que su hábitat fuera cada vez más reducido lo que a su vez limitó su posible desarrollo como población viable.

La única zona donde terminó subsistiendo, en Ordesa, fue declarada Parque Nacional en agosto de 1918. Pero ni esta medida ni otras tomadas a posteriori – como su declaración como especie en peligro de extinción en 1973 o el proyecto de su posible cría en cautividad – llegaron a tiempo de impedir la extinción.

Intentos de clonación

Pero el certificado de defunción del bucardo se resistía a ser firmado por completo. Las modernas técnicas de ingeniería genética parecían dar una oportunidad para la recuperación de este animal como especie.

El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón ( CITA ) se encargó de realizar los dos intentos llevados a cabo hasta el momento para clonar al bucardo. El primero de ellos, efectuado en 2003, aprovechó material genético obtenido en 1999 de Celia para crear 285 embriones. De éstos, 58 se implantaron en cabras montesas de la población de Beceite, desarrollándose sólo dos de ellos hasta los dos meses de gestación, momento en el que se malogró el experimento.

El segundo y último intento se desarrolló también en 2003 con idéntico material como base. En esta ocasión, de los 208 embriones implantados, siete se desarrollaron y, en un caso, se consiguió una gestación completa. Así nació una cría de bucardo que vivió durante sólo siete minutos, falleciendo a causa de problemas pulmonares.

A pesar del relativo fracaso, el coautor del experimento y miembro del CITA José Folch declaraba en la web del organismo que este nacimiento “suscita esperanza para salvar especies en vías de extinción y ha aumentado la posibilidad de que un día será posible reproducir especies extinguidas hace tiempo, como el mamut o el dinosaurio. La cría era genéticamente idéntica al bucardo y –para especies extintas – la clonación es la única esperanza”.

En enero de 2010, el Gobierno de Aragón hizo público su renovado interés por reintentar la clonación de esta especie, posibilidad a la que Ecologistas en Acción y otras asociaciones conservacionistas se oponen por falta de viabilidad técnica y económica del mismo.

José Folch sostiene que el material genético que aún se conserva “tiene todo su poder de viabilidad” para volver a intentar otra clonación, en declaraciones al diario El Heraldo.  De hecho, en 2014 se hicieron varios experimentos para comprobar que las células seguían vivas, y todos fueron exitosos.

Salvar al bucardo

La historia del bucardo se ha recuperado recientemente gracias al documental ‘Salvar al Bucardo’, del profesor Pablo Lozano, que ha sido seleccionado como candidato al Goya al mejor documental.
El documental, producido por Palocha Producciones y Aragón TV, ha sido fruto de cuatro años de trabajo. El rodaje se realizó en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parc National des Pyrénées, la Garcipollera, Jaca, Torla, Zaragoza, Mezalocha, León, Madrid y París.




Pablo Lozano es  profesor de la Universidad de Zaragoza y cuenta con 20 años de experiencia en el sector audiovisual, como guionista, director y productor. Como ha explicado “me sorprendió saber que no existía un documental sobre este hito científico histórico. Era la primera clonación de un animal extinguido, el primer ‘Jurassic Park’ real de la historia, y se ha había realizado en Aragón’.

Fue un documental que empezó siendo “una pequeña historia sobre el proceso de clonación y a medida que fui investigando y reuniendo testimonios se convirtió en un trabajo cargado de emotividad”, explica. El trabajo incluye las últimas imágenes que existen del bucardo vivo grabadas por Eugenio Monesma, en 1996, y las que logró adaptando un catalejo a una cámara el biólogo Juan Seijas.

Tras su muerte, el cadáver de Celia (también conocida como Laña) fue trasladado a la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, donde un equipo de diez personas documentó hasta el último detalle de su cuerpo, conscientes de que estaban ante el último ejemplar de una especie extinguida. Luego fue trasladado a León, donde también fue objeto de investigaciones y, finalmente, fue disecado.

Durante una década entera estuvo en el taller de taxidermia de los Causapié, en Zaragoza, quienes se encargaron de su conservación. A finales de 2012, Laña volvió a Ordesa, donde puede ser visitada en el centro de visitantes.

Tal vez el bucardo se convierta en nuestro particular tilacino, el lobo marsupial australiano también extinto en época relativamente reciente ( en 1936 ) y que ha sido objeto a su vez de diferentes intentos de clonación sin éxito. A diferencia de nuestra cabra, este críptido de las antípodas ha sido visto en numerosas ocasiones en las últimas décadas, lo que le otorga una pequeña esperanza de haber sobrevivido a su trágico destino. Algo que parece no haber podido esquivar el bucardo.

Para saber más:




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