La obra que hoy presentamos en el blog fue escrita por el capuchino
Fray Antonio de Fuentelapeña, considerado como uno de los más importantes teólogos
y demonólogos españoles de nuestro Siglo de Oro.
El Ente dilucidado.
Discurso único novísimo en que muestra hay en la naturaleza animales
irracionales invisibles y cuáles sean, vio la luz en Madrid, en el año 1676.
En él indaga sobre la naturaleza de los duendes, trasgos, fantasmas y otros longaevi o hadas medievales, aseverando
que se trata de animales corpóreos vivos e irracionales y no de ángeles,
demonios o ánimas separadas o unidas a un cuerpo.
Es decir, estamos ante una recopilación de creencias escrita
hace más de tres siglos en la que un precursor de los modernos buscadores de
monstruos pone en duda las verdades imperantes en la época. En lugar de buscar explicaciones
casi milagrosas a aquellos fenómenos que no sabía responder, el autor fundamenta
su testimonio en fuentes antiguas aceptadas como válidas por los hombres de
ciencia de su época, lo que confiere a la obra un carácter casi científico
(para la época, evidentemente).
En libro causó cierta controversia y fue duramente criticado
tanto por su contemporáneo Andrés Dávila (en Respuesta de Don Andrés Dávila al libro el Ente dilucidado, 1677), como en décadas posteriores por el benedictino
padre Benito Jerónimo Feijoo, enemigo declarado de las supersticiones populares
y al que ya nos hemos referido en anteriores ocasiones, concretamente en lo
relacionado con el asunto del hombre-pez
de Liérganes.
Existe una edición moderna de la obra, aparecida en 1978, publicada
por Editora Nacional. Un facsímil de la edición original puede descargarse en .pdf a
través de este enlace .
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