El 16 de marzo de 1974 los lectores del diario ABC se desayunaban con esta sorprendente noticia, transmitida por la agencia Cifra:
“Un impresionante y desconocido animal, de unos seis metros de longitud y unos ochocientos kilos de peso, acaba de ser descubierto, medio sepultado en la arena, en la playa santanderina de Laredo, informa “La Gaceta del Norte” en su número de hoy.”
El extraño animal, que llegó hace una semana a la playa cántabra, tenía la piel rugosa y de color gris, además de poseer cuatro pequeñas extremidades y un grosor, en su parte central, de casi un metro. A ambos extremos se apreciaban aletas, cuello y rabo, formado por una cadena de cartílagos de más de medio metro de longitud. La cabeza del ser parecía hallarse enterrada en la arena.
Los testigos no salían de su asombro. Ni los técnicos de fauna marina ni los pescadores consultados habían visto nada semejante con anterioridad. No creen que se trate de un pez, sino de un reptil gigante o…. ¡un saurio!
La explicación más probable la ofreció Orestes Cendrero, biólogo del Instituto de Oceanografía, quien propuso que se trataba de los restos de un tiburón peregrino en avanzado estado de descomposición al que le faltaba la cabeza, la cola y la práctica totalidad de las aletas. En su opinión, nada de saurios, sino una especie muy poco conocida en la zona, oriunda del Atlántico Norte
Deseamos agradecer a nuestro lector y amigo David Marín Gadea su labor de investigación en hemerotecas y habernos puesto tras la pista de esta insólita noticia.
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