viernes, 30 de diciembre de 2011

Un día como hoy...el caso del Alecton en la Academia Francesa

El pasado día 30 de noviembre se cumplieron 150 años del avistamiento del primer calamar gigante en aguas españolas, protagonizado por el buque francés Alectón mientras navegaba a 140 millas  al nordeste de Tenerife. Todos los interesados en rememorar tan histórico acontecimiento pueden ver el reportaje que publicamos en su momento en nuestras páginas.


Tal como apuntamos hace días, se elaboraron diversos informes que llegaron a manos de la Academia de Ciencias de París cuyos ortodoxos miembros debatieron sobre el caso en su sesión del 30 de diciembre. Todo un éxito para la nueva zoología, sin duda. Por ello, hoy conmemoramos el siglo y medio de la entrada del calamar gigante en el mundo científico, en el restringido círculo de la consideración académica de una nueva especie.

A la sesión de la Academia se presentaron dos comunicaciones sobre el asunto del Alecton inscritas en el orden del día. La primera era del eminente fisiólogo Pierre Flourens, quien leyó la carta que el comandante Bouyer había enviado al ministro de Marina francés. La otra comunicación era de Alfred Moquin-Tandon, quien leyó parte de una misiva que recibió de Sabin Berthelot, cónsul en Tenerife.


Henri Milne-Edwards

Tras leer las dos cartas se entregó a los académicos un croquis coloreado sobre el combate entre el calamar y el barco elaborado por un oficial de dicho buque, el alférez de navío Rodolphe. Para concluir la sesión, el presidente de la Academia, Henri Milne-Edwards, citó textos clásicos sobre la existencia del terrible animal marino, recordando a Aristóteles, Plinio, Olaus Magnus o colegas más cercanos en el tiempo como Steenstrup o Harting.

A partir de esta sesión, los académicos comenzaron a recopilar datos y encuentros con calamares colosales en el Mar del Norte, las costas canadienses y el Mediterráneo, por poner sólo algunos ejemplos contemporáneos, llegando a la conclusión de que estaban ante una nueva y espectacular especie distinta a las ya conocidas. A pesar de este interés inicial, la entrada del architeuthis en los libros de biología se demoró durante décadas al no existir ejemplares adecuados que estudiar y a la oposición enconada de parte de la comunidad científica que no consideraba posible la existencia del nuevo animal.

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