Pues parece ser que sí, que el siluro ha colonizado la Albufera
para alegría de unos pocos, temor de la mayoría y susto de algunos que –sin saberlo-
se han topado con un auténtico monstruo,
inesperado en estas aguas.
Uno de los pequeños ejemplares capturados. Foto: lasprovincias.com |
Para ello, se ha establecido un protocolo de muestreo para
la localización de ejemplares que se está llevando a cabo en todas las zonas
inundadas del parque que tienen las características de hábitat adecuadas para
la proliferación de esta especie, protagonista de algunos episodios más o menos
dramáticos en diversos embalses españoles.
Así se ha acordado en
la reunión técnica celebrada en el Parque Natural, en la que han participado el
director general de Medio Natural, Alfredo González, con el personal de la
Conselleria y las Cofradías de Pescadores del Palmar, Silla y Catarroja, que
colaborarán de manera activa con el Consell en la detección de ejemplares de
siluros mediante las artes tradicionales de pesca.
Suelta de una red en busca de siluros. Foto: Irene Marsilla |
Por su parte, los técnicos del Caza y Pesca de la Conselleria
de Medio Ambiente efectúan prospecciones en 26 acequias del ámbito del Parque
Natural, principalmente en los términos municipales de Sueca, Sollana, Silla y
Albal.
Para llevar a cabo estos estudios, la Conselleria ha
dispuesto cerca de mil puntos de muestreo. Las nasas se han colocado en
distintas zonas del parque natural de la Albufera, que han sido seleccionadas
de acuerdo a criterios técnicos, bien por la proximidad a la zona de captura
del primer ejemplar o bien por su relación con aportes de agua procedentes del
Júcar, de donde se supone que pueden proceder los ejemplares vistos.
La revisión de las artes de pesca se realiza cada 24 horas,
y el cambio de ubicación se cada dos días. De esta forma está previsto realizar
prospecciones en aproximadamente 30 puntos diferentes del entorno del Parque
Natural de la Albufera.
Testimonial o no, la presencia del siluro ha causado
inquietud entre los pescadores de la zona. El lado positivo, si es que lo hay,
es que –al menos- sabemos de qué se trata, de un devorador implacable y voraz, pero
conocido.
Para ampliar la información sobre este animal y sobre los ataques que ha protagonizado recientemente en aguas españolas, puede consultarse el artículo que publicamos en Criptozoología en España en noviembre de 2010.
Para ampliar la información sobre este animal y sobre los ataques que ha protagonizado recientemente en aguas españolas, puede consultarse el artículo que publicamos en Criptozoología en España en noviembre de 2010.
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