“Se habla de talibanes emboscados tras la última ofensiva del ejército pakistaní. Se divisan llanuras imprevistas y hermosas. Se adivinan leyendas de las que nada se sabe al otro lado de esta empalizada geológica que preserva poblados poco más que medievales”.
“Hay grabaciones borrosas y fotos lejanas de Yetis, pero ninguna resulta lo bastante fiable para avalar su existencia, así que la mayor parte del mundo está convencida de que esa criatura pertenece al limbo de la fantasía. “Si no te duermes, vendrá el Yeti y te comerá”, dicen a sus hijos los padres de las montañas. Porque para ellos, la bestia es real. Y le conceden el rango de monstruo”.
“El 6 de diciembre de 1987 Jorge Federico Magraner iba a cumplir 29 años, y lo haría en Islamabad. Mientras volaba hacia allí, las rotativas del principal periódico de Valence quizá ya estuvieran imprimiendo el artículo sobre el zoólogo y el fotógrafo que viajaban a los valles del norte pakistaní en busca de nuevas especies animales, sobre todo de pájaros, reptiles y batracios…”.
“No aludió al principal objetivo de la misión: la posibilidad de encontrar rastros depies relativamente humanos. Jordi no había querido subrayar esa parte porque en realidad no partía nada convencido de la existencia de hombres salvajes.”
“A la luz de los candiles, cenaron boles de arroz con pollo en salsa, rodajas de cebolla con limón. Como postre se sirvieron frutos secos, granadas y manzanas… A los nativos les precedía su arte para el fingimiento y por todas partes se oía hablar de combatientes que huían de la guerra en Afganistán contra la URSS refugiándose en los valles, gente armada, furiosa y hambrienta que sin duda merodeaba por la zona”.
“Descubrir que en tres valles de Chitral vivía una tribu pagana de origen indoeuropeo capaz de producir vino y cuyas mujeres iban con la cara no sólo destapada sino que también se la pintaban, fue lo que había terminado de convencerle de que aquel iba a ser su destino. Por eso debía de sentir esos nervios. Había que reconocerlo, estaba ilusionado. Qué ganas tenía de ver a los Kalash”.
“En Enero de 1990, los bosques de las partes bajas continuaban sufriendo la tala incontrolada de árboles. La escasez de recursos fomentaba el negocio clandestino de la madera, obligando a muchas especies animales a trasladar su hábitat a las regiones altas. Se suponía que entre ellas se contaba el esquivo y solitario barmanu”.
“Erik comenzaba a asumir esa extraña capacidad de Jordi para relacionarse con los nativos que años después le iba a permitir salir indemne de rifirrafes con talibanes abrir rutas humanitarias por territorios que nadie más se había atrevido a cruzar”.
“Escucharon el eco de sus voces en las quebradas del valle de Kaghan y atravesaron la llanura helada hasta alcanzar el antiguo Yaghistan, el País de los Ingobernables, una de las zonas más salvajes y menos hospitalarias de Pakistán… el frío, los caminos repletos de escollos y fosas, los puentes en mal estado y la indescifrable lengua de los kohistanís y gudjars autóctonos complicaron aún más la ya agotadora marcha, que de todos modos sirvió para delimitar una futura área de exploración”.
“Los exploradores realizaron entrevistas con testigos de cuyas descripciones obtuvieron dibujos que igual recordaban a grandes simios que a osos vestidos; a hombres prehistóricos que a individuos de diferentes razas o deformes… Erik se sentía embriagado por la aventura, pletórico por vivirla. Su existencia tenía al fin un sentido, era como si algo superior le guiara, le ganaba la impresión de que en cualquier momento podía cruzarse con la criatura y arrojar su existencia a la faz del mundo, como el guante de un desafío”.
“Cuando Ilal Khan señaló el lugar exacto donde había visto al barmanu, uno de esos lugares a los que descienden las poblaciones que saben cazar y conocen los vegetales comestibles, con aguas de las últimas nevadas, champiñones, pikas, esos pequeños conejos, y grandes lagartos, la científica encajó piezas, todo cuadró”.
“La portada de Le Monde Diplomatique que Jordi palpaba todavía estirado anunciaba un reportaje sobre el aumento de barbudos en Pakistán. Y lo peor era que esos radicales estaban imponiendonormas que menguaban aún más unas libertades ya de por sí muy limitadas”.
Mujeres kalash |
“Hace unos meses que ha nacido una nueva fuerza afganas, los talibán. Han conquistado buena parte de Afganistán. Nadie sabe quién manda a esos talibanes,“estudiantes de la religión”. Son religiosos, también fundamentalistas. Reciben las órdenes del Pakistán, y las armas, el dinero viene de Estados Unidos. Afganistán se ha convertido en el principal productor de heroína, además hay muchas armas…”.
“Erik l’Home: Cuando volví a Chitral en 1998, un amigo que trabajaba en la embajada francesa nos pidió a Jordi y a mí que abriéramos bien las orejas si oíamos hablar de Osama Bin Laden. Cuando Bin Laden aún no era Bin Laden. Es muy posible que otros consideraran a Jordi un espía. De hecho, es uno de los móviles que se barajan para explicar su asesinato, pero yo no le veo en ese papel. No habría aceptado. No amaba lo bastante a Francia como para espiar para ella”.
“Ainullah cargaba con el lastre de su origen. Los afganos habían dejado de ser bienvenidos en Chitral… Cuando en 1979 llegó la primera ola de refugiados a Pakistán, los afganos fueron muy bien recibidos. Pronto, los ecos de la guerra y la miseria intrínseca a los valles comenzaron a empeorar la situación de los chitralíes, que pasaban hambre mientras veían cómo los refugiados afganos se beneficiaban de la ayuda internacional distribuida por ACNUR”.
“Para Gyuri, Jordi encarnaba la felicidad, siempre comiendo y bebiendo de todo. Hacía del sentirse bien y ser feliz y vivir la vida a fondo una parte fundamental de su identidad. Demostraba una devoción casi mística por el carpe diem, sin duda eso tenía que ver con su deseo de vivir de acuerdo con los kalash y los elementos fundamentales que nos definen como seres humanos: la camaradería, el amor por la diversión, la música, el baile, la cultura, proteger a los pobre, el medio ambiente, el amor en general”.
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