En opinión del profesor Ángel Guerra, del Instituto Español de Oceanografía , se trata posiblemente de una hembra adulta, que podría tener unos 8 metros de longitud si se tienen en cuenta los tentáculos íntegros. "Una hembra de Architheuthis puede llegar a medir dos metros y medio de manto, lo que supondría unos 18 a 20 metros de longitud en su totalidad. Su ojo es el mayor del reino animal, semejante a un balón de balonmano", añade Herrero.
El inesperado encuentro se produjo el mes pasado, cuando el equipo de filmación divisó varias pardelas volando sobre el mar abierto, un indicador de que hay delfines, caballas o algún alimento flotando en el mar. Al aproximarse al lugar vieron que las aves estaban picoteando los restos de un cuerpo de grandes dimensiones pertenecientes a un calamar gigante, un animal que también es presa ocasional del calderón tropical.
Los especialistas recogieron muestras de las ventosas y del pico del ejemplar para enviarlas a la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (Secac). El equipo se encuentra filmando un documental de 55 minutos, financiado por la Fundación Mapfre Guanarteme, sobre los calderones tropicales del suroeste de Tenerife, un proyecto que se inició en febrero pasado y que se extenderá hasta junio de 2012.
La profundidad del agua en la zona de Los Gigantes, lugar en el que apareció el calamar , se sitúa entre los 800 y los 1.200 metros, lo que permite a los calderones tropicales bajar continuamente a alimentarse. Se trata de una zona plagada de especies marinas, sobre todo de cefalópodos, que forman parte de la cadena alimenticia de estos grandes mamíferos marinos, así como de los cachalotes.
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