Nuestro colaborador, el biólogo Jorge Hernández Carbonell,
nos hace llegar esta interesante noticia. Un estudio del Museo Nacional de
Ciencias Naturales ha descubierto nueve especies de crustáceos del superorden Anostraca en charcas estacionales de los
campos del interior peninsular. Estos crustáceos llevan en la Tierra desde el
Jurásico, por lo que se los considera fósiles vivientes. Los anostráceos son
bioindicadores y su presencia supone una referencia importante a la hora de
evaluar la calidad de las aguas.
Hembra de la especie Chirocephalus diaphanus / Mario García
París
|
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales
(MNCN) han localizado nueve especies de anostráceos en pequeños medios
acuáticos a lo largo de Castilla y León, Castilla -Lla Mancha y Madrid. Este
hallazgo completa los registros sobre Anostraca
en el interior peninsular, amplía sus áreas de distribución a zonas que hasta
ahora no se habían estudiado e indica que las densidades de anostráceos son
mayores en charcas de menor entidad que en grandes lagunas y humedales.
Anostraca es un
superorden de crustáceos branquiópodos que vive en medios acuáticos tanto
salinos como de agua dulce. Son especies consideradas como fósiles vivientes
porque han logrado sobrevivir desde el Jurásico (200 a 150 millones de años)
sin cambiar su morfología. En las salinas se crían como alimento para las
mascotas de los acuarios y los cultivos de las piscifactorías.
“La supervivencia de
los anostráceos a lo largo del tiempo es paradójica. Su vida es muy corta,
porque está ligada al carácter efímero de las charcas estacionales, pero han
conseguido perpetuar su existencia y forma desde el Jurásico”, según la
investigadora del MNCN Paula Rodríguez-Flores, coautora del estudio que publica
la revista Heteropterus Revista de
Entomología. “Tienen un ciclo vital de
apenas 15 días y ponen huevos que se llaman de resistencia. Se quedan enterrados en el barro y pueden soportar, e incluso necesitar,
condiciones hostiles para eclosionar
cuando vuelven a entrar en contacto con un medio húmedo, lo que puede tardar
decenios”, continúa.
Macho de la misma especie / Mario García París |
El muestreo de anostráceos tradicionalmente se ha realizado
en lagunas y medios acuáticos de gran tamaño, sin embargo Rodríguez-Flores
señala que han abordado el estudio en más de 200 charcones desde un punto de
vista taxonómico, porque las charcas de menor entidad presentan unas
características ideales para encontrar grandes densidades de Anostraca al no estar expuestos a la
amenaza de los depredadores, en comparación con las grandes masas de agua
mediterráneas.
Los investigadores han localizado en estas charcas y
humedales de dimensiones reducidas, el hábitat de Artemia, Branchinecta ferox, B. orientalis, Branchinectella media,
Branchipes schaefferi, Chirocephalus diaphanus, Phallocryptus spinosus,
Tanymastix stagnalis y Streptocephalus torvicornis.
“La continuidad de
estas especies en charcas naturales se ve amenazada por la falta de protección
de estos lugares. A la temporalidad y su pequeño tamaño, hay que sumarle los
problemas causados por los herbicidas y productos fitosanitarios”, aclara
Paula Rodríguez-Flores.
Referencia bibliográfica:
P.C. Rodríguez Flores, A. Sánchez-Vialas y M. García-París
(2016) Muestreos taxonómicos en charcos
estacionales: una herramienta imprescindible para el conocimiento de la
distribución geográfica de la Anostraca (Crustracea: Branchiopoda) en el centro
de la Península Ibérica. Heteropterus Rev. Entomol, 16(1): 29-52
Fuente: MNCN-CSIC
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