El primer caso de posible alien big cat del que tenemos constancia documentada en España se remonta a una fecha tan temprana como1517, concretamente al 27 de septiembre. Una fuerte tormenta cae sobre Valencia. En mitad del terrible aguacero muchos vecinos ven a un extraño animal – descrito como similar a un león - paseándose por las calles, rugiendo y amenazando a todo el que encuentra a su paso.
El investigador catalán Fontana Tarrats, en sus compilaciones documentales dedicadas a incidencias meteorológicas en lo que hoy son las comunidades autónomas de Cataluña, Valencia y Murcia, nos dice en relación con la riada valenciana de 1517, que las lluvias ya habían comenzado 40 días antes del desbordamiento del Turia; que a las 4 de la tarde del día 27 las aguas habían inundado casi todos los barrios de Valencia, además de sus puentes, y que en la ciudad se derrumbaron multitud de casas. Cita como ejemplo la calle de Murviedro, en la que desaparecieron sesenta edificios.
A la mañana siguiente, una vez terminada la tempestad, la calma no llega a la capital del Turia: una riada arrasa la ciudad dejando varios centenares de muertos a su paso. Mientras los supervivientes trataban de volver a la normalidad, el león de la víspera de San Miguel (como así fue conocido en la época) sigue campando a sus anchas. Es tal el temor que se ha extendido por la localidad que en cuanto oscurece nadie se atreve a salir de sus casas por miedo a la fiera.
Facsímil de la obra de Escolano |
A la mañana siguiente, una vez terminada la tempestad, la calma no llega a la capital del Turia: una riada arrasa la ciudad dejando varios centenares de muertos a su paso. Mientras los supervivientes trataban de volver a la normalidad, el león de la víspera de San Miguel (como así fue conocido en la época) sigue campando a sus anchas. Es tal el temor que se ha extendido por la localidad que en cuanto oscurece nadie se atreve a salir de sus casas por miedo a la fiera.
El cronista Gaspar Joan Escolano recoge en su obra "Segunda parte de la década primera de la historia de la insigne y coronada ciudad y reyno de Valencia" (1611) la siguiente descripción sobre lo que él denomina el león de Germanía:
“A esta calamidad del agua, se juntó en Valencia otra no menos espantosa, y fue, que aquella noche misma del diluvio (o la siguiente, según las memorias de aquel tiempo), fue visto andar bramando un león por las calles, que realzaba el horror en los corazones de los miserables ciudadanos. Al principio se entendió que se habría soltado alguno de los que de ordinario hay en la leonera del palacio real. Pero desengañáronse presto, porque apenas le veían unos en una calle, cuando se les hacía invisible, y se sentían gritos en otra muy apartada, donde se aparecía de nuevo; y a este tono en un instante se mostraba en diferentes cabos, y al acometerle se desaparecía: y como lo contaban a voces y atónitos, los que le habían visto a los que no, decían estos que aquellos tenían dañada la imaginación, y el corazón tan perdido de la pasada fortuna, que se les antojaban leones las sombras. Más los que realmente le habían visto, se enfurecían contra los incrédulos y venían a las manos sobre ello. Yo he creído siempre que aquel era el ángel percutiente, comisario de la justicia de Dios, a quien se había cometido el castigo de nuestra ciudad. Pero quien quiera que él fuese, le quedó nombre de león de la Germania.”
Puente de la Trinidad |
La descripción que se hace de tan extraño ser varía según los testigos. Para unos, se asemeja a un león de grandes proporciones. En opinión de otros, es más parecido a un buey que emite potentes rugidos. Lo cierto es que se trataba de un animal real, de gran tamaño y que nadie antes había visto merodeando por la zona.
Durante tres largos meses, las autoridades valencianas ordenaron patrullar las desiertas calles de la ciudad con la esperanza de capturar al extraño animal. La búsqueda resultó infructuosa, algo habitual en los casos de felinos extraños. La bestia fue vista por última vez por varias personas que afirmaron que se habían encontrado con ella cerca del convento de la Trinidad, en la zona del arrabal de Sant Guillem, dirigiéndose hacia el puente del mismo nombre.
Cuando los alguaciles llegaron al lugar, los testigos afirmaron que vieron cómo el animal se arrojaba al agua. Desde entonces, nunca más se supo de este león (o lo que fuera) y la ciudad de Valencia fue recobrando la calma poco a poco.
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