viernes, 7 de junio de 2013

Extraño pez en Guipúzcoa, 1912

Hoy recordamos en Criptozoología en España un curioso caso ocurrido hace más de un siglo en aguas de Guipúzcoa. Un vapor pescó un extraño animal que, tras ser llevado  a puerto, fue troceado y expuesto en la Pescadería municipal para regocijo de vecinos y enfado de los miembros de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, quienes tuvieron noticia del suceso y hubieran deseado poder estudiar al animal en cuestión.

Reproducimos a continuación la nota que Don Pedro M. de Soraluce leyó ante el pleno de la citada Sociedad del 18 de junio de 1912, en la que narra los sucesos que tuvieron lugar alrededor del extraño pez hallado:

Única imagen conservada del extraño pez capturado

“Un pez extraño del todo desconocido en el Cantábrico

La prensa local y regional y aun la española y francesa, han venido ocupándose con interés y curiosidad de la singular pesca efectuada en este saco del Cantábrico, el día 3 de Marzo del corriente año de 1912.

Las revistas ilustradas han contribuido igualmente por su parte, a dar mayor notoriedad al caso presente. Se trata del Pez enorme, como fue bautizado por un periódico local, el cogido el domingo 3 de Marzo por la vapora de pesca María Bautista, patrón Vicente Oronóz, de la matrícula de San Sebastián.

Dicho día zarpó de este puerto, a las seis y media de la mañana, la citada embarcación, propiedad del conocido patrón armador D. José Javier Urresberrueta, mi antiguo y estimado amigo.

A la altura de tres millas N. S. de la boca del puerto de Pasajes, a eso de las diez y media, el María Bautista, uno de los contados vaporcitos de pesca que se habían aventurado a capear el temporal reinante para dedicarse a su arriesgada industria, divisó un pez enorme, que al principio creyeron los tripulantes sería un tiburón.


El puerto de San Sebastián en una antigua imagen
Se acercaron a él y notaron que perseguía y comía la abundante pescadilla que había en aquellos parajes. Tan anormal les pareció aquel pez (completamente desconocido aún entre los más veteranos pescadores de esta costa), que decidieron ver si era posible cogerlo.

Su andar velocísimo y el remolino de agua que en las evoluciones promovía, hizo que la tripulación del María Bautista sintiera doblemente mayor y verdadera curiosidad por dar caza al extraño ejemplar; y al efecto, tuvieron que virar varias veces siguiendo la ruta del fugitivo, hasta que un marinero de proa, Benito Urresberrueta, le lanzó el arpón con tan certera puntería, que fue a clavarse en la cabeza del animal.

Éste, al sentirse herido, se revolvía furiosamente y con tal fuerza, que tres hombres no fueron suficientes para arrastrarlo hacia la embarcación, viéndose la tripulación en grave apuro, cuando se trató de colocarlo sobre cubierta. Una vez conseguido esto, el María Bautista regresó a puerto, porque el viento impedía el avanzar.

Al tocar en el muelle y desembarcar el monstruo pescado, numeroso público se arremolinó a contemplarlo, lo propio que después ocurría en la Pescadería de la Brecha. El María Bautista regresó a San Sebastián a las once y cuarto, y acto seguido fue conducida la presa a la Pescadería, donde, sin conocimiento del propietario de la embarcación Sr. Urresberrueta, ni del patrón Sr. Oronóz, fue fraccionada por los empleados de dicho establecimiento municipal.

Vapora de pesca guipuzcoana. En la imagen,
la Esperanza, en 1919.
Debido al mal aspecto del tiempo, no salí dicho domingo a efectuar una de mis habituales excursiones pirenaicas, y estando comiendo, recibí noticia de la captura por mediación de la estimable familia del Sr. Urresberrueta, y aviso de que pasase a examinar a la Pescadería dicho fenómeno.

Así lo efectué y pueden figurarse los estimables compañeros de la Junta Directiva de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, nuestro sentimiento a la vez que nuestra indignación, cuando nos encontramos con que ya había sido completamente descuartizado dicho monstruo, sin orden, permiso, ni consentimiento, repito, del señor Urresberrueta ni de su familia. Y menos mal que antes había sido fotografiado, lo mejor posible, por un redactor artístico de la revista local Novedades.

Al primer golpe de vista, de lejos, creí hallarme ante un escualo común, pero al fijarme en la forma de la cabeza y boca, mi asombro fue grande; y nada digamos del pesar al considerar el rarísimo ejemplar que perdía el pequeño naciente Laboratorio Museo de la Sociedad de Oceanografía.

La estructura general era la de un tiburón. Las largas aletas aquellas demostraban ser de pez de gran velocidad. Medía tres metros y treinta y cinco centímetros de largo. Pero la configuración de la cabeza era la de las focas, dada la protuberancia que presentaba en su extremidad, así como otra menor más abajo. En cambio la apertura de la boca era enorme, idéntica a la de los tiburones. En ésta no poseía dientes, pero sí fibrosas carnosidades de marfileña blancura, que denotaban su escasa edad. Pesó ciento setenta kilos bruto. Para dar idea de su potencia vital, bastará con decir que a las dos horas de capturado, todavía se revolcaba en la Pescadería.


Puesto en la pescadería de la Brecha (1938)
© CC BY-SA: KUTXA FOTOTEKA. FONDO MARIN. PASCUAL MARIN
Nuestros pescadores y mareantes, aun los más veteranos (y personas inteligentes), no acertaron a definir dicho raro cuanto extraño pez, pues jamás han encontrado en esta costa una cosa igual, y en la misma ignorancia permanecieron veterinarios que examinaron su carne, la cual era blanquísima, en extremo grasienta y algo dura. La piel era áspera y negra.

Se consultaron varias obras de Historia Natural y libros de Oceanografía, pero todo fue inútil. Alguien insinuó que haría unos catorce o quince años fue cogido otro extraño pez, quizás algo parecido al presente, en la costa vizcaína, siendo expuesto al público mediante pago.

Esta era la idea que tenía el honorable armador Sr. Urresberrueta, y la de, tras haber sido convenientemente fotografiado y estudiado aquel fenómeno, regalar su cabeza al Museo de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, entidad hacia la cual tanto cariño y entusiasmo ha demostrado y demuestra siempre el conocido propietario de la vapora María Bautista.

Desgraciadamente no pudo ser así, por la libertad que se habían tomado los empleados de la Pescadería. El ejemplar aquel (mejor dicho las fracciones), fue visitado por numeroso público, que hacía muchos comentarios sobre su estructura extraña, peso y captura.

Vapor pesquero en el puerto, 1917.
© CC BY-SA: KUTXA FOTOTEKA. FONDO FOTO CAR. RICARDO MARTIN

Para que se comprenda el tiempecito que reinó dicho domingo 3 de Marzo, copiaremos el parte meteorológico del Observatorio de Igueldo, del citado día, expedido a las nueve de la mañana, que decía así:

«El temporal de vientos continuará en el mar. El día pasará sin llover o con poca lluvia.— Barómetro 762-8. Termómetro 7-4. Mínima 7-4. Máxima 16-8. Pluviómetro 11. Cielo lluvioso. Viento fuerte ONO. Mar gruesa y picada.»
La prensa local publicaba al día siguiente, lunes: «El tiempo muy malo y peligroso, fuera de costa, por el fuerte viento que reinaba, obligó a los pesqueros de rastra, besugueros, etc., a mantenerse de arribada.»

La fotografía que acompaña a esta nota oceanográfico-ictiológica, da imperfecta idea de lo que era el citado raro pez. Destácase el cuerpo, que, como se verá, tiene todo el aspecto de un escualo, pero, en cambio, dada la posición en que se le colocó, no se vislumbra (o resulta muy borrosa) la parte de la cabeza, que era y es lo más interesante en el caso presente, por lo singular del fenómeno. Pero siempre, algo es algo poseer una fotografía.

¿Tal vez el extraño pez fuera un tiburón peregrino?
Consultamos los días siguientes a oceanógrafos tan ilustrados como D. Manuel Mercader y D. José Domercq, quienes después de estudiar diferentes tratados y hablar con pescadores e inteligentes, no pudieron emitir una opinión firme acerca del particular, pero lamentaron en extremo lo acaecido en la Pescadería.

Y lo siente doblemente la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, quien, ante lo extraordinario del caso, no hubiera escatimado medios para que fuese estudiado dicho pez por ilustraciones como el reputado naturalista Dr. D. Odón de Buen, Catedrático de la Universidad Central de Madrid, el eximio Dr. J. Richard, Director del Museo Oceanográfico de Mónaco, y el erudito Director del Instituto Oceanográfico de París, señor Barón Berget.

No terminaremos sin dejar consignado, que para la mayor seguridad y antes de presentar esta nota ictiológica, la hemos leído al respetable y honrado patrón D. José Javier Urresberrueta, quien nos ha dado su plena y perfecta conformidad.”

¿Qué raro animal fue encontrado en  aguas guipuzcoanas hace 101 años? ¿Si no hubiera sido descuartizado, la Ciencia habría hallado una nueva especie al poderlo estudiar con detenimiento? O bien, ¿se trataba de una especie desconocida en la zona pero perfectamente identificada por los biólogos marinos? Por desgracia, sólo nos queda especular basándonos en el relato de los hechos y en la imagen que acompaña a este artículo…


1 comentario:

Markus dijo...

I don't understand every detail of the description. The photo is unfortunately very unclear but I would say its likely a juvenile basking shark like this one: http://www.wildlifeextra.com/resources/listimg/whales/Marine/basking_stranded_Goodall@body.jpg. The bulbous nose is very distinct and significantly.