martes, 7 de agosto de 2012

Criptolibros (VI): El misterio de los hombres peces, de Antonio Ribera.


Antonio Ribera (1920-2001) no necesita presentación, desde luego. Fue, sin duda, el padre de la ufología en España y –como ya hemos visto en estas páginas- también se interesó de manera notable por la criptozoología.

Portada de la
primera edición
El libro que hoy nos ocupa no es un sesudo ensayo sobre la posible existencia de dichas criaturas. Muy al contrario, estamos ante una encantadora y ágil novela de ciencia ficción, muy propicia para leer durante las siestas de estío, que conjuga dos de las pasiones del desaparecido maestro: el misterio y el submarinismo.

Publicado originalmente por Edhasa en 1955, El misterio de los hombres peces tuvo cierto éxito editorial, lo que propició su reedición en 1962. Fue su primera novela y una de sus primeras obras editadas.

La cubierta de la novela dice así: “Una de las últimas aportaciones a la literatura atlantídea de ficción es esta novela de Antonio Ribera, primer autor nacional de fantasía científica. En ella, Ribera, nos enfrenta con la hipótesis de que la Atlántida no ha perecido tras el terrible cataclismo descrito por Platón, sino que continúa existiendo, oculta en los profundos abismos del océano Atlántico y protegida por gigantescas cúpulas de piedra. 

Portada de la edición
de 1962
Y cuando el mundo, sorprendido y horrorizado, empieza a observar la aparición creciente de cadáveres con los pulmones extirpados en diversas playas del planeta, no sabe que el primer acto de la tragedia acaba de iniciarse. Poco después, los ictiántropos, los monstruosos hombres-peces, tropas de asalto de la Atlántida, se lanzan a la conquista del globo.

La obra mantiene un ritmo sostenido, trepidante. En compañía del osado Davies y del campeón francés Le Toiser, que descienden en batíscafo hasta 4.000 metros, penetramos en el misterioso reino de Antinea, que más tarde Le Toiser salvará para hacer de ella su esposa. Fantasía que tiene la calidad de la mejor realidad, y cuya lectura no se abandona una vez comenzada.”

Ictiántropo… curiosa palabra surgida de la pluma de Ribera…

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