sábado, 10 de abril de 2021

Nueva publicación sobre el extinto bucardo


Los lectores de Criptozoología en España ya conocen la historia de Laña, la última ejemplar de su especie que falleció en Ordesa en el año 2000. También saben de los intentos de clonación que se realizaron en años posteriores utilizando embriones congelados y sus relativos éxitos. Si quieres saber un poco más acerca de la historia del último gran mamífero desaparecido en España, un grupo internacional de científicos ha publicado un nuevo estudio sobre el bucardo.

Laña, conservada en Ordesa

Hace 21 años que Laña  moría en el Parque Nacional de Ordesa. Tenía 13 años y pesaba 53 kilos.  Un año antes de su muerte, la bucarda fue capturada para extraerle material genético. Sus células se congelaron en nitrógeno líquido para intentar su clonación en el futuro. Esa era la única solución que se apuntaba para mantener el patrimonio genético de la especie. El proceso de clonación comenzó en 2003, consiguiendo que una cabra pariera una copia exacta de Laña. No obstante, falleció a los pocos minutos como consecuencia de problemas respiratorios.

El cuerpo se trasladó a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, donde un equipo de investigadores lo documentó. Finalmente, fue disecado y -durante una década- estuvo abandonado en el taller de taxidermia de los Causapié, en Zaragoza, encargados de su conservación. A finales de 2012, casi 13 años después de su muerte, Laña fue llevada al centro de visitantes de Ordesa, donde aún descansa en una vitrina a la vista de todos.

Una especie poco común

La distribución de esta subespecie de cabra ibérica se limitó casi exclusivamente a los Pirineos franceses y españoles. Su primera mención en un documento oficial escrito, que data de 1767, ya se refiere a él como extremadamente raro.

Como muchas otras cabras montesas, estuvo casi extinguida antes de que se prohibiera su matanza en 1913. Ni la creación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, ni un posterior proyecto de conservación con financiación del programa europeo LIFE pudieron detener la extinción del bucardo, oficialmente desaparecido el 6 de enero de 2000. Biólogos y guardas forestales así lo manifestaron, aunque también aclaraban que “había desaparecido hacía 100 años”.

La extinción de la subespecie era temida desde principios de siglo, cuando apenas quedaban una decena de ejemplares en el cañón del río Arazas de Ordesa. En 1996 se capturó a una de ellas para cruzarla en cautividad, pero este proyecto no tuvo éxito. También fracasó el segundo intento, cuando se soltaron dos machos de cabra hispánica en la zona donde habitaban los bucardos para potenciar la reproducción. Después vino el ya mencionado intento de  clonación, en 2003.

La caza furtiva, una mala política de conservación y comportamientos poco respetuosos acabaron con el animal más representativo de los montes de Ordesa. Para obtener más información sobre las causas de su extinción, un equipo de científicos de siete países creó una base de datos de todos los especímenes de museos conocidos y reconstruyó la historia demográfica del Bucardo basándose en pruebas de ADN.  Su investigación se publica ahora en la revista Zoosystematics and Evolution, de acceso abierto y revisada por expertos.

"Si no hubiera sido por la acción del hombre hoy sería un animal con población sana. La protección llegó demasiado tarde", considera Michael J. Jowers, uno de los autores del trabajo. Kees Woutersen, también firmante, lo apoya: "Nunca vamos a saber lo que pasó, pero todo apunta a que fueron causas humanas".

"Fuentes medievales como las crónicas de caza de Gaston Phébus (1387-1389) revelaron que la cabra montés pirenaica era abundante, pero este animal emblemático se convirtió en un objetivo común para los cazadores de trofeos durante los siglos XIX y XX, lo que provocó una disminución incesante según varios autores", explican en el artículo.

Pérdida de diversidad genética

El equipo de investigación descubrió que después de una expansión de la población entre hace 14.000 y 29.000 años, se produjo una pérdida significativa de diversidad genética entre aproximadamente 15.000 y 7.500 años, que continuó hasta el presente. En ese momento, el bucardo también vivía fuera de la cordillera pirenaica, pero, gradualmente, su distribución se redujo a un solo valle en el Parque Nacional de Ordesa.

"A mí lo que me ha llamado la atención es el estudio genético. En el estudio se ha demostrado que empezaron a tener problemas genéticos hace miles de años, incluso 15.000. Hubo endogamia, al cruzarse con sus padres, hijos…", manifiesta Woutersen. "Un estudio reciente de todo el genoma de todas las especies de cabra montés europea evidenció un patrón de baja diversidad genética y alta endogamia, consistente con una estructura genética general bien definida que sigue a la deriva genética después del aislamiento”, se lee en la introducción del artículo. Apuntan que "existe una fuerte evidencia de que el severo cuello de botella causado por la caza amplificó los altos niveles de consanguinidad y homocigosis", lo que posiblemente redujo la fertilidad de la población.

Fuente: publico.es

Para arrojar algo de luz sobre la historia demográfica de la cabra montés de los Pirineos, han reconstruido su historia demográfica en base a secuencias de ADN mitocondrial, accesible en repositorios públicos. "También construimos una base de datos de especímenes de museo de cabra montés pirenaica existentes, la mayoría de los cuales no se han utilizado para análisis genéticos, y confirmamos genéticamente la identidad de un registro adicional de una colección privada", se expresa en el trabajo.

Los resultados mostrados sugieren que la población de la cabra montés de los Pirineos tuvo una expansión hace unos 20.000 años. "Estas inferencias proporcionan una base sólida para análisis más exhaustivos que se basan en todas las nuevas fuentes identificadas y un enfoque de todo el genoma con potencial para evaluar el papel de múltiples factores que contribuyen a la extinción de este animal”, apuntan en la introducción.

Cazado desde el siglo XIV

Las fuentes escritas confirman la caza del bucardo desde el siglo XIV, y durante los siglos XIX y XX se convirtió en un objetivo común para los buscadores de trofeos. Sin lugar a dudas, la caza jugó un papel importante en la reducción de su población y área de distribución, pero no es posible, con la información actualmente disponible, señalarla como la causa principal. Las enfermedades infecciosas que se originan en la ganadería (por ejemplo, las provocadas por el virus de la lengua azul, el virus del papiloma humano y la sarna sarcóptica) son capaces de diezmar otras subespecies de cabra ibérica en períodos de tiempo extremadamente cortos.

A pesar de tanto la caza como las enfermedades del ganado se indiquen como culpables, la causa de la reducción drástica de sus poblaciones durante los últimos dos siglos "sigue siendo en gran parte desconocida".

"Esta baja diversidad genética, combinada con la depresión endogámica y la reducción de la fertilidad,
llevó a la población más allá del tamaño mínimo viable; a partir de ese momento, la extinción fue inevitable porque la población ya estaba genéticamente debilitada” aseguran en el estudio.

Esta publicación muestra la importancia de las colecciones biológicas históricas para los análisis genéticos de especies extintas. Un trofeo de propiedad privada de 140 años conservado en Pau, Francia, fue genotipado como parte de esta investigación, lo que demuestra que los particulares pueden poseer material de alto valor. Dado que hay poco conocimiento de estos recursos, los autores piden la creación de una base de datos pública en línea de colecciones privadas que alberguen material biológico para el beneficio de estudios de biodiversidad.

"El problema es que hay más bucardos como trofeos en colecciones privadas que en públicas. Lo interesante sería recopilar los trofeos", propone Jowers. Woutersen, por su parte, comenzó ha encontrado un total de 45 restos de bucardo, tanto en Aragón como en el norte de Irlanda o en Londres. Este estudio plantea la creación de una base de datos pública en línea de colecciones privadas que alberguen material biológico en beneficio de los estudios de biodiversidad. 

Como vemos,  a pesar del tiempo transcurrido desde la desaparición del último bucardo, el interés de la comunidad científica internacional no cesa.  Puedes leer gratuitamente el informe elaborado (en inglés) en el enlace de abajo.

Fuente:

Forcina G, Woutersen K, Sánchez-Ramírez S, Angelone S, Crampe JP, Pérez JM, Fandos P, Granados JE, Jowers MJ (2021) Demography reveals populational expansion of a recently extinct Iberian ungulate. Zoosystematics and Evolution 97(1): 211-221. https://doi.org/10.3897/zse.97.61854

Otras fuentes:  el diario.es, elheraldo.es


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