jueves, 10 de diciembre de 2020

Encuentran una nueva especie en la cueva de Altamira que podría deteriorar las pinturas

Un equipo de investigadores españoles de la Universidad de Navarra ha descubierto en la cueva de Altamira una nueva especie animal, un colémbolo perteneciente al género Pseudosinella. Los colémbolos son un grupo de artrópodos hexápodos (animales de seis patas) parecidos a los insectos, que disponen de un órgano especializado para el salto. 

La nueva especie encontrada en Altamira

Los científicos sospechan que puede actuar como vector de dispersión de microorganismos. Por ello, han propuesto investigar esta posibilidad a la dirección del centro para determinar si el colémbolo «es un problema o no» para la conservación de la cavidad. Altamira es patrimonio de la humanidad desde 1985 y lleva años bajo estricta vigilancia medioambiental  para evitar el deterioro de sus pinturas, referencia mundial del arte rupestre paleolítico.

El estudio en el que se revela la nueva especie ha sido publicado en la revista ZooKeys y está dirigido por los investigadores de la Universidad de Navarra Enrique Baquero y Rafael Jordana, junto a la bióloga Lucía Labrada y el consultor ambiental y bioespeleólogo Carlos González Luque. Este último ha subrayado la singularidad del hallazgo, ya que «nadie había encontrado o estudiado jamás dicho colémbolo; algo llamativo, dada la importancia de Altamira.»

Pseudosinella altamirensis

La especie ha sido bautizada con el nombre 'Pseudosinella altamirensis' y, por la forma en que se comporta, los expertos creen que podría diseminar microorganismos porque se quedan adheridos a su cuerpo, o por ser digeridos y dispersados con sus excrementos. Enrique Baquero, que ha liderado el estudio, explica que la cueva es especialmente sensible porque presenta una diversidad microbiana muy elevada. «Los colémbolos son casi todos fungívoros (comen hongos). En una cueva donde hay pinturas valiosas pueden hacer llegar esporas de hongos a ellas y se podrían deteriorar», asegura. Por eso, proponemos desarrollar un estudio «para averiguar si Pseudosinella altamirensis es un problema o no», explica el profesor de Zoología y Ecología de la Universidad de Navarra.


Saber si actúa como vector de dispersión de microorganismos, según afirma Lucía Labrada, es fácil de comprobar si se observa al microscopio el tracto digestivo del colémbolo. «Hemos sugerido a la dirección del Museo de Altamira investigar si mantienen un intercambio de bacterias con las colonias que viven en techos, paredes y suelos, contribuyendo así a la dispersión y diversificación de las comunidades bacterianas presentes en la cueva, sobre todo las implicadas en los procesos de biodeterioro».

Investigando desde el año 2000

Este descubrimiento se ha producido durante los trabajos llevados a cabo por Carlos González Luque, financiados por el Gobierno regional de Cantabria. La investigación comenzó en el año 2000 con el estudio sobre la fauna de invertebrados en Altamira con el respaldo del Museo Nacional y el Centro de Investigación de Altamira y de su entonces director, José Antonio Lasheras, a quien se le dedica la publicación a título póstumo.

Rafael Jordana, catedrático emérito de Fisiología Animal y de Zoología de la Universidad de Navarra, ha señalado que hasta ahora la existencia de este artrópodo «habría pasado inadvertida por habitar en suelos que mantienen gran cantidad de huecos que les sirven de ruta de movimiento, escape y refugio». Dentro de las cavidades «sus hábitos alimenticios y comportamientos están estrechamente relacionados con la disponibilidad de nutrientes y las condiciones ambientales que favorecen o dificultan la proliferación microbiana».


Fuentes: El Diario Montañés, Alerta y Diario de Cantabria


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