domingo, 3 de mayo de 2020

Conversaciones con Fede García Magraner, por Iván Torregrosa Pihlman


Fede es un tipo sencillo. Buen conversador. Habla despacio y muy claro con unas exposiciones que dan ganas de volverlas a escuchar. A veces le digo que me repita la anécdota por lo placentero que es escucharlo.

Fede es sobrino de Jordi Magraner y debido a que apenas se llevaban 13 años en edad, compartieron muchos ratos juntos. De hecho Fede, fue el primero en saber que Jordi se iría a Pakistán para buscar al Barmanu.(1) Se lo dijo una vez tomando ambos un helado en Valence, Francia, donde Jordi vivía con sus padres y hermano menor. "Me iré en cosa de un año pero no le digas nada a nadie" me cuenta que le dijo. A los seis meses de ese día, Jordi marchaba para Chitral. (2)




Fede me cuenta con mucha admiración y respeto hacia su tío lo singular que era. Un año, cuando Jordi fue a pasar unas semanas a casa de Fede a Valencia, España, le enseñó cómo hipnotizar lagartijas. Jordi tenía la habilidad de poder acercarse a ellas hasta conseguir poner un dedo frente a los ojos del reptil de forma que éste quedaba paralizado. Con la otra mano, mientras tanto, pasaba un lazo de hilo por la cabeza de la lagartija para cogerla siempre con mucho cuidado. Se pasaba las horas de los días cazando, midiendo y catalogando lagartijas en el jardín en vez de irse por ahí a pasarlo bien como le recriminaba su tío, padre de Fede.  Cierto día sorprendió a Fede haciendo puntería con su tirachinas disparando contra las lagartijas que tanto amaba Jordi. Me cuenta que la bronca que le cayó fue monumental.

Jordi tenía una capacidad extraordinaria de saber siempre dónde estaba. Cierto día salieron  Fede y él de excursión por un bosque cercano que Fede conocía sólo parcialmente. Tras muchas horas de caminata Fede ya no tenía ni idea de lo lejos que pudieran estar aunque Jordi constantemente le tranquilizaba seguro como estaba de su situación. En esa caminata Jordi le dijo a Fede que bajo una roca a la  que ni siquiera se había acercado, podría encontrar termitas si miraba debajo. Y ahí estaban. Miles de termitas que no se sabe cómo, Jordi había presentido.

La infancia de Jordi no fue nada fácil. A muy temprana edad emigraron a Francia con una destartalada furgoneta sus padres, abuelos y los seis hermanos. Para más Inri, durante el viaje, que debía hacerse en tramos de sólo una hora de marcha ya que la furgoneta debía refrigerarse cada rato parando el motor, fueron cayendo con sarampión uno tras otro. Jordi le dijo muy seguro a su madre que él no lo tendría, que él no estaba contagiado. Y así fue. Él fue el único hermano que no sufrió los picores de la enfermedad.

Su padre, fumador empedernido murió a temprana edad y los hermanos se iban casando uno tras otro, abandonando la casa familiar. Jordi se refugiaba en la montaña. Siempre iba a la montaña en solitario y pasaba largas jornadas allí observando. Me cuenta Fede la preocupación frecuente de la madre al ver que su hijo no regresaba a la tarde y que por la mañana su cama estaba sin deshacer. Jordi decidía quedarse a dormir al raso en el bosque cuando le parecía bien y se alimentaba de lo que encontraba. Así de fuerte era su pasión.



Ya plenamente sumido en su búsqueda del Barmanu en Chitral, una vez que andaba por esas tierras él solo acompañado siempre de su inmenso perro Alaska Malamute, cierto día se vio acorralado por una docena de lobos con intenciones muy agresivas. Me cuenta Fede cómo Jordi le contó que, de inmediato, su perro se lanzó contra esos lobos y de un solo mordisco en el cuello fue matando a varios de ellos hasta que los demás huyeron. De no haber sido por ese perro, Jordi hubiese muerto mucho antes de lo que lo hizo.

En otra de sus incursiones por esos montes parece ser que tuvo un traspié, cayendo desde un barranco y quedando inconsciente en el suelo bastante malherido. Sin ayuda alguna tuvo que reponerse poco a poco y volver por su propio pie varios días más tarde. Fede me recalca que Jordi tenía una fortaleza inhumana aún con su pequeño tamaño.



Su carácter era muy severo, incluso malhumorado a veces. Cuando le llevaban la contraria perdía el norte con facilidad. Al preguntar a Fede sobre si en algún momento Jordi perdió la esperanza de encontrar al Barmanu, la respuesta es tajante. Jordi siempre estuvo seguro de que estaba allí, lo había escuchado, había visto huellas, heces y el testimonio de muchas personas del lugar. Lo único que tenía claro es que necesitaba una expedición mucho mayor por lo enorme del terreno que había que estudiar.

Tras cuatro viajes a Pakistán, Jordi estaba hasta el cuello de deudas y la policía le aconsejaba abandonar su casa por la situación política que atravesaba la zona. Jordi ya tenía los preparativos para regresar cuando fue asesinado ese mes de agosto de 2002. Las causas no se saben a día de hoy. Hay varias hipótesis pero la cosa nunca se ha resuelto.

La abuela Magraner, de 98 años, conserva en su casa de Francia un baúl con toda la documentación que Jordi iba trayendo de sus viajes, el resto de sus pertenencias quedaron en aquella casa de Chitral. Nunca sabremos qué nos hemos perdido.

Hay algún director de cine que está interesado en hacer una película de su vida.  Ojalá salga adelante."Mi tío era imposible, pero imposible que trabajase entre cuatro paredes con un horario".


N. de la R.:

(1) Barmanu es el nombre dado a un homínido que habitaría en la región de Chitral y que fue el objeto de estudio de los viajes de Jordi Magraner.
(2) Chitral es una región montañosa del norte de  Pakistán en la que Jordi Magraner residió y donde  realizó su investigación.


Iván Torregrosa Pihlman (Helsinki, 1968). Hijo de español y finlandesa, desde muy joven empezó a volar como Tripulante de cabina y sobrecargo. Más de treinta años volando en diez compañías aéreas diferentes le han dado la oportunidad de conocer gran parte del planeta. Desde hace tiempo es instructor de nuevas tripulaciones en escuelas de formación. Ha vivido en muchas ciudades y países aunque, ahora, ha decidido quedarse en Tenerife junto a su familia.

Fue subcampeón de España de Halterofilia y ha estado vinculado al deporte de las pesas gran parte de su vida.  Por su trabajo, ha tenido ocasión de visitar infinidad de sitios emblemáticos vinculados al misterio y hablado con personalidades muy relevantes de este mundo.

Su afición a la Criptozoología viene de muy atrás, siendo precisamente los homínidos los que más le llaman la atención por todos los motivos que son obvios en caso de demostrarse algún día la existencia de alguno.


Para saber más:

jordimagraner.com


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