Hoy nos colocamos nuevamente el traje de buscador de libros desaparecidos y centramos nuestros esfuerzos en todo un clásico de la criptozoología española. Nos referimos a Kraken, pesadilla de los abismos, publicado por ATE en 1977 y escrito por Márius Lleget (1917-1988), uno de los pioneros de la ufología nacional y de la divulgación científica en nuestro país.
La contracubierta de la obra nos ofrece una certera idea de lo que vamos a encontrar en su interior:
“Si algún enigma biológico queda por resolver en la Tierra es el de la existencia de seres desconocidos, de vidas y sistemas ecológicos, monstruos en el fondo del mar. A miles de metros de profundidad, a presiones insoportables para los seres de la superficie, existen seres inmensos, auténticas aberraciones de la naturaleza, necesarias a estas profundidades desconocidas, que jamás deberían subir a la superficie. Sobre los cadáveres de cachalotes que se han encontrado flotando en el Océano, se han hallado huellas de enormes ventosas mucho mayores que las del gigantesco ejemplar de Thimble Thickle. Abiertos los estómagos de estos cachalotes, en su interior se han descubierto trozos de tentáculo de calamar, de una talla desmesurada. Probablemente, estos cachalotes sucumbieron ahogados, en titánica lucha submarina con el calamar gigante, tal vez a un kilómetro de profundidad.
Durante la guerra de 1914-1918, un hecho rarísimo se produjo con motivo del torpedeamiento de un vapor británico por el submarino alemán U-28. Ante la atónita tripulación de este último, una especie de cocodrilo de veinte metros de longitud saltó por los aires a consecuencia de la explosión. Excepto si alguien perturba el equilibrio ecológico de la naturaleza y provoca tales catástrofes que, en busca de alimento o de un nuevo hábitat, estos seres se ven en la necesidad de ascender a la superficie del mar. Y entonces, el más grande de los monstruos marinos, el calamar gigante, el Kraken, puede convertirse en una auténtica pesadilla de los océanos y explicar muchas de las misteriosas desapariciones, de las catástrofes marinas que han ocurrido recientemente.
El hombre quiere y necesita colonizar el mar. Los problemas planteados por el exceso de población y la creciente necesidad de materias primas (granjas piscícolas, uranio. . .) se interfieren directamente con la ecología y con la posible irritabilidad, con el no imposible enfrentamiento de los monstruos marinos en abierta rebelión contra el hombre. Este es el tema tratado por Márius Lleget, con ribetes de nada aventurada anticipación, sino extrapolando dentro de la más rigurosa perspectiva. Cuando el hombre se debate con tantos problemas, ¿estarán ya al acecho los monstruos submarinos? Este es el tema que se plantea documental y documentadamente en las páginas del presente libro.”
La verdad es que, tras leer esto, da hasta miedo darse un chapuzón en el mar… Pero, dejando de lado el subjetivo punto de vista del autor y las lógicas limitaciones en cuanto a conocimientos que existían en la época, la obra merece la pena ser encontrada y leída. Tal vez por su particular postura antes los posibles monstruos marinos o por su carácter pionero, o por ambas cosas al tiempo, lo cierto es que si tienen la fortuna de toparse con un ejemplar de esta obra en alguna librería de viejo, háganse con ella, no lo duden…
¿Entonces es un libro de divulgación o una novela? Es que no me ha quedado muy claro
ResponderEliminarEn 1918 los tripulantes del submarino germano UB-85 se rindieron a un buque británico, según el testimonio del capitán alemán su nave no podia sumergirse tras ser atacada por un monstruo marino que intentó abordarla. En 1919 uno de los marineros dijo que por culpa del capitan se produjo una entrada de agua salada que reaccionó con las baterias causando un desprendimiento de gases axfisiantes. El capitán habia muerto por la gripe unos meses antes y no pudo defenderse de las acusaciones.
ResponderEliminarEn 2016 se encontró el pecio del submarino y curiosamente el cañón de la nave estaba atravesado y con la boca asegurada, por lo que no fue movido para atacar barcos ingleses. Por ello se piensa que tuvo que ser un factor externo pesado el que lo moviese: una colisión sumergido con una ballena o como apuntaba un escéptico y que una gran morsa intentara montar con sus colmillos encima del submarino emergido.