martes, 25 de octubre de 2011

Cine para todos: el monstruo del Sebadal


Como bien conocen ya nuestros lectores, el cine es una de las pasiones del equipo de redacción de Criptozoología en España. Sobre todo, aquel que se realiza en nuestro país y tiene que ver con monstruos y animales ocultos que puedan encajar en el tema que tratamos en estas páginas.
Recientemente hemos descubierto la existencia de una auténtica joya del humor absurdo con críptido incluido que - a pesar de haber transcurrido casi dos años desde su estreno - seguro que será de vuestro agrado.

Hablamos del mediometraje El monstruo de Sedabal, estrenado el 3 de febrero de 2010 en el aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna y  exhibido en circuitos minoritarios de Tenerife, desde entonces. Sebadal es una palabra canaria que  deriva de seba "planta marina" y se usa como "fondo marino cubierto de sebas", según la Academia Canaria de la Lengua.

Un grupo de blogueros de Tenerife ironiza en el cortometraje sobre las palabras de una concejal que definió el sebadal - durante una aparición en una televisión local - diciendo "(...) cuando te coge una ola y te revuelca y sales arañada. Es eso. Es el alga que te araña". Gracias a esta anécdota, nació la idea de la película, en palabras de  su director, Josemi de Alonso, y  de su productor ejecutivo, Juan Ignacio Rodriguez de León.

Storyboard
La historia se inicia con los misteriosos ataques, en forma de arañazos, que sufren los bañistas de una playa de Tenerife. El asunto llega a las autoridades cuando el afectado es un responsable del Gobierno insular. Nos hallamos ante 26 minutos de aventuras protagonizadas por un simpático monstruo ( que parece primo hermano de la cosa del pantano y otros seres llegados desde la más pura serie B cinematografica), una intrépida bañista, un cura cazamonstruos y un agente de una organización secreta que parece inspirada en  la T.I.A. de Mortadelo y Filemón.
El Monstruo del Sebadal se rodó en tan sólo diez días en diferentes lugares de Tenerife, entre ellos la playa de la Tejita, en el litoral de Granadilla.  Con estos ingredientes, ciertas dosis de humor absurdo, bastante ironía y un poco de crítica política, el director construye un entretenimiento con toques ecológicos que recuerda a las producciones norteamericanas de los años 50. Si se animan a verla, visiten esta página.


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