miércoles, 10 de agosto de 2011

Calamares gigantes asturianos, estrellas en Estados Unidos

Dos calamares gigantes del CEPESMA se han convertido en el principal referente turístico y científico del Museo de Historia Natural de Washington, en Estados Unidos. Se trata de una hembra de architeuthis de 11 metros de longitud y 137 kilos de peso y un macho de la misma especie de 7 metros y 60 kilos. Millones de personas se han sorprendido con las dimensiones y excelente estado de conservación de estos cefalópodos de Luarca que llevan tres años expuestos en la institución.

Uno de los ejemplares
exhibidos

Los carteles publicitarios y pantallas de video que se encargan de la promoción del museo por toda la ciudad de Washington lo hacen con la foto de uno de los dos calamares gigantes expuestos. El presidente de CEPESMA, Luis Laria, explica que "somos conocedores de la curiosidad que levantan los cefalópodos en Washington, y por ello estamos muy contentos. Muchas personas llegan al Museo del Calamar Gigante de Luarca tras haber estado en Washington visitando los dos ejemplares y viceversa”.
  
El Museo ubicado en Luarca posee la colección de cefalópodos gigantes más completa del mundo, algo conocido por los científicos estadounidenses. Estos expertos llevaban tiempo interesados en hacerse con algunos de los ejemplares asturianos ante las serias dificultades que ellos tienen para capturarlos en sus aguas y poder mantenerlos en las mejores condiciones para su análisis y posterior exposición. “Ellos tenían un calamar gigante, pero decidieron retirarlo de la exposición debido a su mal estado”, explica Laria.
Plano del museo
Los ejemplares colungueses fueron transportados por carretera desde Luarca hasta Madrid, donde un avión de las fuerzas aéreas estadounidenses con base en Rota fue el encargado de realizar el trayecto de más de 7.000 kilómetros que separan ambas ciudades. Una de las grandes complicaciones que hubo que vencer fue mantener intacta la conservación de los ejemplares, a los que se les introdujo un líquido ideado por la Nasa para evitar su deterioro. Se trata de un conservante fiferente al que se usa en el Museo del Calamar , pero que ha cumplido perfectamente con su función de mantenimiento biológico.



El Museo de Historia Natural de Washington, dependiente del  prestigioso Smithsonian Institute, y el CEPESMA habían firmado un convenio de cesión por cinco años lo que se traduce en una aportación económica a la coordinadora de unos 50.000 euros, dinero que se destina a diferentes proyectos de investigación y desarrollo. Ahora, al cumplirse tres años de permanencia de los calamares en Washington, los responsables de ambos organismos ya han hablado de la posibilidad de ampliar dicho convenio, ante el éxito de público obtenido por estos ejemplares.

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